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Escrito por:
Luis Umaña Altamirano y Mario Vásquez W. |
Imágenes y
contactos: www.lavaguada.cl |
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El sábado 30 de julio del presente se efectuó la entrega de ayuda en
Lonquimay a un pequeño grupo de familias afectadas por uno de los inviernos más
duros de las últimas décadas. El objetivo fue Llevado amistad y algo
de alivio a los afectados por las nevadas del duro invierno de este
año 2011 en la localidad cordillerana de Lonquimay en la región de
la Araucanía. La ayuda fue aportada por un grupo de amigos
anónimos y sin ninguna pretensión más que tender la mano a las
personas que más están sufriendo las inclemencias del tiempo.
En este reporte, Luis Umaña Altamirano y Mario
Vásquez W. entregan un informe de las actividad
realizada con los pocos pero generosos recursos que se lograron
reunir en el lapso de una semana, con la ayuda de muchas personas
anónimas.
Entrega de ayuda
Lonquimay invierno 2011:
¿Cómo comenzar a relatar el inicio de
(no se me ocurre como llamarlo correctamente) esta campaña pro-habitantes
de Lonquimay?. Voy a tratar de hacerlo lo mejor posible:
Conversando un día con Luciano Aravena le manifesté mi preocupación
por Don José, un amigo a estas alturas al que visitamos
periódicamente en la temporada de pesca en las orillas del río Bio
Bio en Lonquimay, y siempre es para solicitarle "asilo" en su
predio, en cada oportunidad nos recibe con una amable sonrisa y
siempre sin poner algún problema. De acá parte todo. Lo
conversé con Mario Vázquez Wicki y a la vez con Ricardo Ordoñez, la
idea era masificar hasta donde pudiéramos esta campaña para reunir
fondos, la otra pregunta que salta a la palestra inmediatamente,
¿Qué les llevamos?, analizando la situación, nos enfocamos a quienes
son el sostén normal de estas familias cordilleranas: vacunos,
ovinos y caprinos, sabíamos que estaban pasando un invierno muy
complejo, ya que los pastos con los que sobreviven el invierno
estaban completamente tapados de nieve o literalmente quemados por
este monstruo blanco, por lo tanto nuestro objetivo primordial era
llevarles forraje.
Pusimos a funcionar las redes sociales (facebook y foros de pesca,
Pescaditos se puso con 1/3 del dinero recaudado), la idea que la
campaña durara 1 semana, la cosa estaba crítica y no queríamos que
esto se enfriara. La primera persona que me dio su completo apoyo,
el cual agradezco públicamente ya que representa para mi lo que es
un verdadero maestro, Mario Bórquez, algo estupendo y un buen
indicio para sacar adelante esta operación (eso pensé).
Luciano lo propio con sus amigos, Mario y Ricardo con los suyos y yo
por mi lado otro tanto.
Comienzan a pasar los días y el dinero se juntan poco a poco. Debo
reconocer que hacer una campaña de este tipo es bien compleja y
agotadora pero a la vez, siempre hay buenas vibras en el ambiente y
esas son las que ayudan a seguir golpeando puertas. Las mismas que
se abrieron de personas que nada tienen que ver con la pesca con
mosca pero que fueron bondadosas con nuestra misión, no voy a
nombrar cantidades ni personas debido a que sería muy largo y se me
podría quedar alguien fuera y eso sería injusto, sin embargo no
puedo dejar de nombrar y agradecer a Freddy Martínez, quien
desinteresadamente me prestó el camión al costo para llevar nuestra
valiosa carga, a la familia Freixas Stegmeier y a la Familia Monge
por su importante donación en fardos, lo que nos permitió llevar
alimentos no perecibles como acompañamiento del forraje y al Mayor
Robinson Avilés por coordinarnos con Carabineros de Lonquimay y así
poder hacer entrega a las personas del sector más aislado de forma
fluida y tranquilamente nuestra ayuda.
Ya el viernes 29 de julio tenia un importante contacto con Claudio
Sandoval de la fundación Sepade quien gestionó la identificación de
los sectores más complicados, ubicación del presidente de la junta
de vecinos, etc, gran trabajo debo decir. Carabineros ubicó al
presidente de la junta de vecinos de Llenquén y lo trasladó a
Lonquimay. No fue sencillo ya que no hay accesos para
vehículos (hasta ese momento) a ese sector que colinda con Guallalí
(donde también en muy difícil situación).
Luego de tener los fondos para llevar a cabo esta iniciativa a la
realidad, partimos el sábado 30 de Julio del 2011 a las 6:00 AM
desde Los Angeles junto a mi señora, Mario Vásquez Wicki
y quién le escribe, rumbo a Traiguén a cargar los fardos que
entregaríamos más tarde. Todo fue a pedir de boca, salvo
algunos retrasos del camión en la carretera pero tengo que entender
que una máquina de ese tamaño puede que no sea tan rápido como una
camioneta, pero fuera de eso todo IMPECABLE.
Como teníamos un saldo de los aportes de todas las personas que
cooperaron pasamos a un supermercado en Victoria y compramos 180
kilos de harina, 18 kilos de azúcar, 18 kilos de sal, 18 litros de
aceite, 18 paquetes de galletas, 18 paquetes de caramelos, 18
paquetes de levadura, 18 kilos de arroz, etc, la idea era entregar
esto como complemento a los 10 fardos que entregaríamos por familia
(180 fardos en total, el camión no lo llenamos más por seguridad),
con nuestra carga lista nos fuimos a Lonquimay.
Ya pasado Curacautín había nieve, cosa que no había visto antes, en
Malalcachuello la cosa se puso seria y se notaba que el invierno es
especialmente rudo este año. Con bastante cuidado seguimos
avanzando hacia el túnel ya que en los sectores bajos había agua y
aun estaba algo congelada, problema más que nada para vehículos
livianos.
Pasado el túnel Las Raíces el espectador que transita por la
carretera queda encantado por la nieve, todo blanco, donde mires
había nieve. Para el ojo de un agricultor que cría animales
para su subsistencia el paisaje es desolador, animales sin forraje
tratando de comer algo cerca de los cursos de agua, el pasto que
había salido al aire después del derretimiento de la nieve estaba
quemado y era muy poco, realmente un terremoto blanco y sólo
estábamos kilómetros más allá del túnel en pleno valle, pensar en
los sectores altos como Icalma, Batea o Troyo es simplemente
aterrador o a lo menos deprimente.
Llegamos a Lonquimay sin novedad, nos recibió el suboficial Gamin y
una comitiva de Troyo que acompañaba al presidente de la junta de
vecinos, Omar Calluqueo, además también estaban esperando ayuda 5
agricultores del sector Guallipulli, Roberto Rivas, Manuel
Montecinos, César Riquelme, Carlos Poblete y Carlos Maripil a estos
se suma nuestro amigo Don José, a quien visitamos todos los años y
necesariamente teníamos que acudir en su ayuda.
Debido a que el camino desde Troyo a Llenquén estaba hasta el sábado
aun cerrado (el bulldozer llegaba el martes 2 de Agosto) Carabineros
quedó en custodia de 120 fardos propiedad ya de la comunidad
representada por don Omar, el resto se lo llevaron de inmediato y 10
fardos fuimos en persona a entregárselos a Don José.
La entrega oficial fue bien emocionante, en el aire había una
sensación muy rica, escuché muchas veces "Ud no sabe lo que
significa esta ayuda", "No temos como agradecer", etc, ojos
vidriosos de personas que por naturaleza son bien duras, hacen que a
cualquiera se le ablande el corazón. Eo mezclado con sonrisas
y alegría por donde miraran fue un cóctel imposible de no disfrutar,
si a ello sumamos que les insistía que esta ayuda no provenía de
ninguna institución sino que de amigos de muchas ciudades, que
habían cooperado para llevar a cabo esto sin intención de lograr
reconocimiento ni publicidad sino que de PURO AMOR AL PROJIMO,
acentuaba aún más los sentimientos expresados por ellos. Había
que estar ahí para darse cuenta que todo era sincero, sólo como
anécdota uno de ellos contó que con 14 fardos pasaba 3 meses, ¿se
imaginan lo que eso significa para alguien que mínimo tiene 20
chivos y unas cuantas ovejas?.
Un simple "venga a vernos en durante la temporada de pesca"
fue la despedida de todos ellos, incluidos Carabineros que, insisto,
se pasaron para tener buena onda con nosotros. ¿Cómo resistir
esa invitación?. No sé, así que de seguro volveré a Lonquimay.
Nos sacamos algunas fotos, conversar un rato y ya eran las
15:00…teníamos que ir a dejar los 10 fardos de Don José y no
habíamos almorzado. Lo mejor al final, y como somos amigos no
puedo contar mucho pero un gran sonrisa fue lo mínimo que nos dejó.
Luego ya nos retiramos de regreso a Los Angeles, pero con el pecho
algo más abultado por el orgullo de haber logrado llevar este
pequeño refresco a estas personas que hacen patria y siempre tienen
una voluntad preciosa con los visitantes.
De parte de estas 18 familias de Lonquimay…MUCHAS GRACIAS A TODOS
QUIENES COOPERARON, UN ENORME ABRAZO.
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