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Escrito
por: Ricardo Ordoñez D. |
Fotografías e imágenes:
Thomas
Weiergang & Bo Frier |
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Conocí a Alejandro en un encuentro de pescadores que organizamos a
través del portal de pesca lavaguada.cl en la ciudad de Valdivia,
hace unos meses. Todos los pescadores tenemos historias que
contar, pero las que guardaba este joven arraigado a la tierras de
nuestra hermosa Patagonia superaron largamente lo que había podido
imaginar antes de conocerlo personalmente. Cuando hablamos por
teléfono me comentó que vivía en la Villa O'Higgins y que tenía una
pequeña operación de pesca en la zona. Me pareció muy
interesante lo que me decía, ya que jamás he estado por esos lados y
sus palabras hilvanaban una historia de mucho trabajo y esfuerzo de
su parte, y de toda su familia, para poder llevar una vida sin sobresaltos en una de las localidades más alejadas en la región de Aysén, y la que sólo limita con los campos de hielo sur, punto donde
terminan todas las carreteras que conectan los extremos del
territorio nacional.
La Villa O'Higgins es un pequeño villorrio de no más de 600
habitantes, ubicado en el extremo sur de la región de Aysén en el sur
de Chile. Este poblado se emplaza junto al río Mayer, justo
donde éste desemboca sus aguas al lago O’Higgins, muy cerca de
la frontera con Argentina. Este es el punto donde se pone fin
a la Carretera Austral, luego de recorrer 1.240 kilómetros de
distancia, partiendo desde la ciudad de Puerto Montt, y a una
distancia de 575 kilómetros de la ciudad de Coyhaique. Pese a ser
una localidad extrema, y la que se ve enfrentada al rigor e
inclemencias de la Patagonia, el poblado cuenta con todos los
servicios básicos, así como el comercio de alimentos y venta de
combustibles. La economía local se basa en la ganadería, la
silvicultura y, recientemente, diversos servicios orientados al
turismo recreativo y de intereses especiales.
Toda esta área es un destino incomparable para emprender diversas
actividades turísticas y outdoors sobre parajes natural de
incomparable belleza. Sus principales atractivos son los
glaciares del lago O'Higgins y múltiples senderos que recorren la
generosa geografía de ríos, lagos y bosques patagónicos, permitiendo
ofertas tan variadas como trekking, pesca deportiva, cabalgatas,
expediciones a diferentes destinos, fotografía de naturaleza,
observación de animales y aves, así como contemplación de naturaleza y
otras.
La pesca con mosca ocupa una posición de privilegio en la Villa
O´higgins. Las cientos de posibilidades de aguas que se
emplazan en la zona, ofrecen un gran potencial que ha podido
desarrollar en pleno nuestro buen amigo Alejandro Barrientos con su
operación "Turismo Villa O´higgins" (
www.turismovillaohiggins.com ). Esta operación ha preparado un
paquete con destinos muy interesantes, donde se potencian los
circuitos de pesca sobre lagos y lagunas en rutas poco conocidas y
en los cuales se puede lograr la captura de ejemplares únicos de
truchas farios y arcoiris. La operación es pequeña y de
momento trabaja con los extranjeros que llegan a la Villa O´higgins
en busca de un poco de esa vida salvaje de la Patagonia y, por lo
mismo, de esa pesca diferente que sólo se puede experimentar en la
Villa O´higgins.
Thomas Weiergang es uno de esos extranjeros que llegó a pescar con
Alejandro, y el cual relata con lujo de detalles todas sus aventuras
por la zona en el reportaje "Rainbow Rock", del cual extraigo
algunas de sus palabras y apreciaciones:
"Esta es una historia acerca de un lago y un grupo de pescadores
tras un sueño casi imposible. Se trata de la amistad, de parajes
salvajes, de lagos de altura perfectos, de truchas arcoiris salvajes
ocultas en parajes secretos entre Argentina y Chile, un lugar remoto
e inaccesible. Habíamos estado viajando durante un par de
semanas por el sur Chile, hasta que llegamos a la Villa O´higgins.
Allí conocí a Alfonso, propietario de la hostería donde nos alojamos,
y también conocimos a Alejandro, un joven y entusiasta guía de pesca de la zona.
Cominos algo de la buena comida cacera que preparan por esos lados y
acordamos realizar algunas excursiones para pescar las aguas de las
cuales tanto nos había hablado Alejandro.
Los días siguientes la pesca fue perfecta. Pudimos capturar
algunos hermosos ejemplares de Arcoiris, los que, una vez tomaban
las moscas, te dejaban sin aliento con sus corridas y saltos.
Alejandro nos contó de un lago oculto con truchas titánicas y eso
nos dejó muy entusiasmados por conocer y pescar allí.
Alejandro nos dijo de debíamos esperar tiempo bueno para ir hasta
allá. Eso nos confundió, ya que el clima era perfecto y con
algo de calor. Pero Alejandro miró las montañas y nos dijo que
arriba el clima era diferente, por lo que debíamos esperar las
condiciones si queríamos ir. Esperamos algunos días y
cuando ya perdíamos toda esperanza en este proyecto, Alejandro nos
confirmó que era el momento que habíamos estado esperando.
Para llegar a nuestro destino debimos madrugar y viajar por caminos
con huelas de piedras y puentes imposibles. Si no fuera por la
ayuda de Alejandro, hubiera sido imposible llegar por nuestros
propios medios. Llegamos a un lago maravillo y el guía preparó
la embarcación para alcanzar la otra rivera. Una hora más
tarde estábamos en el lugar que tanto nos había hablado nuestro
amigo y guía. El lugar era tal como lo había imaginado.
Nos quedamos contemplando atónitos el lugar, hasta que Alejandro nos
dijo que era hora de pescar, ¿para eso vinimos, o no?.
Armamos nuestros equipos y al primer lance pudimos capturar una
enorme trucha arcoiris, grande y fuerte como un torpedo.
No demoramos nada en conseguir otras capturas y todas las truchas
tenían las mismas características.
Pudimos pescar con streamers, ninfas e imitaciones de moscas secas
atractoras. Ninguna de las trucha fue menor a los 2 kilos y
todas desplegaron furiosos arranques de fuerza para tratar de
liberarse cuando se veían atrapadas. Este era el lugar
perfecto y que siempre había soñado. Nos sentíamos como niños
en un parque de diversiones y disfrutamos cada captura al máximo.
El día se fue pronto y Alejandro nos recordó que debíamos volver
antes de que se levantara el viento y cayera la noche. Sentí
mucha nostalgia porque no quería abandonar este hermoso lugar
perdido del mundo y donde había encontrado algo más que truchas y
pesca. El regreso fue algo difícil, ya que el viento se
levantó y si no fuera por la buena embarcación con la que cuenta
Alejandro, dudo que pudiéramos haber regresado sin novedades.
No me cabe duda que por unos horas pude estar en el paraíso y quizás
uno de los mejores lugares de pesca del mundo. Todos los días
recuerdo los buenos momentos de pesca que viví en la Patagonia y a
los buenos amigos que me esperan en la Villa O´higgins".
Si ha pensado conocer y pescar en estas latitudes, tome la opción
correcta y no dude en contactar a Alejandro Barrientos. De
seguro lo podrá llevar a conocer algo de este mundo perdido que pudo
recorrer y dejó sin aliento a un europeo como Thomas Weiergang y su
grupo de expedición por la Patagonia de Chile.
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