Ya sin uñas en los dedos estábamos la noche anterior del día D,
conversando y debatiendo con mi cuñado cuál sería el equipo a
utilizar y lugar de destino para descargar las ganas acumuladas
durante el receso "eterno" que significa estar sin poder mojar
alguna mosquita. Entre conversación y talla llegamos a la
decisión de que lo correcto para batallar con las salvajes truchas
de la Patagonia seria una caña Echo Carbon Nº 5, carrete Okuma
Helios 4-5, línea Airflo Tactical Freshwater WF 5 F,
Polyleader Trout Fast Sinking de 5 pies, y tipett Airflo 3X de unos
2 pies; debido a que las condiciones del agua se presentaban
un poco turbias pero pescables, las que además, eran acompañadas de
un viento de esos que hay que tener el gorro pegado con ventosa a la
cabeza para que no se te vuele. Esto último muy
característicos en esta fecha en la Patagonia extrema (que a mi
juicio es uno de los ingredientes que vuelve a la Patagonia tan
enigmática e indomable).
Bueno, vamos al grano dijo la gallina, destino elegido fue el río
Side, que se ubica en la zona norte de Tierra del Fuego, seguimos el
camino que va desde Cerro Sombrero hacia el cruce de Porvenir
(camino a China Creek). Al llegar a nuestra locación, casi en
el aire y a la velocidad de un rayo armamos nuestros equipos para no
perder ningún precioso segundo, y llegar lo más rápido al río.
Al llegar nos esperaba esa "pequeña brisa" que esculpe a la
Patagonia, pero las ganas eran tales que pareció no haber viento
para nosotros. Comenzamos a mirar nuestro arsenal de moscas y
decidimos utilizar algunas streamers (siguiendo el dicho, mosca
grande, trucha grande) que imitaban al tan apetecible e irresistible
(para las truchas) pez endémico puye. Llegamos a una
correntada que terminaba en un pozón no muy grande pero que se veía
prometedor, lanzo mi mosca al lado de un derrumbe de la orilla
producto de las crecida del invierno que ya paso, y en el que se
formaba un especie de saliente, ideal como refugio para las truchas
que esperan alimento, comienzo a enrollar y no pasan más de 2 metros
ya recuperados y siento una tomada violenta, y veo el brillo marrón
en el agua. Después de algunos minutos de batalla, la trucha
se entrega digna del combate ofrecido , a todo esto entre que la
trucha saltaba, yo gritaba como loco para que mi cuñado me escuchara
por el fuerte viento que había, y acudiera a la sesión de fotos.
Al estar la trucha fuera y ya con algunas fotitos de rigor vimos que
era una hembra marrón de unos 2,5 a 3 kilos, por supuesto yo más
contento que chancho en el barro.
Continuando con la jornada de pesca que ya había empezado de
maravilla. Seguimos nuestra camita acompañados de coironales,
guancos y por supuesto de esos ovillos de lana con patas que
inspiran a los souvenir que se llevan a amigos y parientes.
Llegamos a un parte en que el río se tornaba un poco lento en su
deriva, pero que tenía profundidad suficiente para esconder alguna
sorpresa. A todo esto, se había puesto un poco lenta la acción
de pesca y decidí en cambiar la mosca por una Withlock Damsel Nymph
número 6, aplico un cast de unos 12 metros apegados al borde de la
orilla en la que se formaba un socavón, y empezando con el ritual de
recoger la línea, y otra vez siento esa tomada con fuerza que uno
espera preparado y con todos los sentidos activados. Esta vez
veo que el brillo en el agua era más claro, entre mi pensé que era
una trucha arcoiris, habitantes del río pero que son poco comunes,
al prepararme para sacarla veo que era una de las codiciadas sea run
brown trout, mi felicidad ya comenzaba a llegar a su punto máximo, y
otra vez a gritar como loco " ¡¡ Pedro, es una sea run, ven para
acá!!! ". La tomo con la delicadeza correspondiente y me pongo
para la foto, y de manera rápida la regreso al agua para que se
recupere y por si sola se vaya y siga con su ciclo de vida. A
esta altura, ya con una trucha de buen tamaño en la cámara de foto,
esta sea run para mí ya era lo máximo, debido a que en este río son
raros los reportes de esta especie. Y para no quedar sólo con
las palabras aquí va la foto.
Caminando y caminando, un poco cansado por la jornada de pesca ya
avanzada, nos deleitábamos con los parajes en que la inmensidad se
hace se presente y realmente te sientes un ser pequeño. Llegamos a
un pozón un poco más grande de lo común, en el que comenzaba en una
correntada y terminaba con una vuelta amplia hacia una zona de
bajíos. Comienzo a lanzar mi mosca para depositarla en la zona en
que la correntada se fundía en el pozón. Al ir recuperando mi
línea con tirones de ritmo constante y velocidad media veo asomar un
"tronco con aletas", pero que no alcanzo a tomar la mosca. Ya
me invadía la expectación y la ansiedad. Tomé un poco de aire
para relajarme y no cometer algún error que me haga perder esa
trucha trofeo que todo pescador busca. Lanzo nuevamente en la
misma parte del cast anterior y dejando que la mosca se hundiera.
Comienzo a recoger la línea un poco más lento, esperando que tomara
un poco de profundidad para así lograr pasar lo más cerca posible de
aquel truchón. Ya con los nervios de punta siento esa violenta
y brusca tomada que tanto anhelé, y aquí comienza el show, unas
corridas de unos 10 metros en el que el freno del carrete trabajaba
como nunca y la caña doblada a más no poder. Disfrutaba del
momento que no muchas veces uno tiene la posibilidad de vivir, entre
saltos y sumergidas logre ganar la pelea a ese gran macho marrón.
Por suerte esta vez mi cuñado estaba atento a la jugada y comenzó a
sacar fotos hasta que tuve ese trofeo en mis manos. Sin más
vueltas, una imagen vale más que mil palabras.
Después de esta
hermosa trucha, y todas las demás capturas, ya rondaba en mi cabeza
que este había sido el mejor inicio de temporada, y en ese momento
la felicidad era tal, que en el planeta no había hombre más feliz
que yo.
Aquí les dejo algunas fotos de mi compañero de pesca, el que también
compartía el mismo de nivel de felicidad y satisfacción.
Como resumen a todo esto las lecciones son varias: Nunca mirar
en menos un río por el ancho o lo profundo que este sea (por que yo
lo mire en menos), ya que el río Side en promedio ronda los 6mts
ancho y 1,7 mts de profundidad, y aun así nos dio muy lindas
sorpresas. Otro consejo es saber aprovechar el viento de la
Patagonia cuando el río lo permita, de manera en que se le dé la
espalda al viento y así utilizar la fuerza de este elemento de la
naturaleza para realizar el buen cast. Por último,
comprobé en terreno aquel famoso dicho "MOSCA GRANDE; TRUCHA
GRANDE".
Nota Final: Mario Vásquez Wicki es un pescador desde niño y amante de la naturaleza a
más no poder, gusta de los pequeños detalles que la pachamama te
entrega, y los que define como su gran pasión.
Consultas a: La Vaguada - Flyfishing, Outdoors &
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