Pesca: Artículos, Notas, Historias y Reportajes.

  La Vaguada - Flyfishing, Outdoors & Outfitters

   
 

 

El Salmón Suicida

 
     Escrito por:  Luis Meana  -  luis@meana-estudio.com
     Imágenes:  Luis Meana  y  La Vaguada
  

      No, no era un día como otro cualquiera. A las tres y media comenzaba el viaje que durante tanto tiempo habían preparado. Era su primera salida al salmón. Senén, todas las noches antes de acostarse, revisaba el sobre que estaba encima de la mesilla de noche y cuyo interior albergaba tres permisos para pescar el coto de la Tea, en el río Narcea. Durante el último mes habían estado hablando, prácticamente a diario, del mismo tema, una y otra vez, repitiendo como si de una grabación se tratase las mismas palabras. En su pensamiento, las imágenes que tantas veces habían contemplado en programas de pesca, vídeos y revistas, también se repetían, impidiendo que pudieran concentrarse en sus tareas cotidianas. En los años que llevaban pescando, tan sólo Senén en un par de ocasiones, coincidiendo con las vacaciones de verano, había pescado alguno de los fantásticos cursos asturianos en pos de sus truchas. Nunca presenciaron el acontecimiento que supone la captura de un salmón en su entorno real, menos aún a mosca, y esto generaba una sensación de excitación aun mayor.

Un día de pesca con La Vaguada - Flyfishing, Outdoors & Outfitters

      Todo llega, y Senén junto con sus amigos Pablo y Suso, tras una noche eterna entre las paredes de hostal de Casa Grana en Cornellana, se desplazaron hasta el coto. Era muy temprano cuando Suso comenzó a lanzar su mosca desde la margen derecha del pozo de la Tea. La tarde anterior, algunos pescadores les comentaron que las previsiones no eran buenas. La intención de Rafa, uno de los más prestigiosos pescadores de la zona, no era desilusionar a la cuadrilla de “novatos”, sino aconsejarles para que aprovecharan sus escasas oportunidades. A esas alturas de temporada, principios de mayo, las pocas capturas que había entregado el Narcea, fueron en su mayoría a cebo y no en los cotos del curso alto, sino en los tramos libres de la parte baja del río. A pesar de todo, Suso lanzaba su mosca una y otra vez, mientras el movimiento de sus manos delataba el nerviosismo al manejar la línea; y es que las pobres expectativas no habían debilitado la ilusión por conseguir su sueño. El tiempo fue pasando y el día despuntando. Después de Suso, Senén y luego Pablo, “vareaban” la postura mientras la esperanza de desvanecía a la misma velocidad a la que el sol se elevaba. Poco a poco, fueron comprendiendo las palabras de Rafa y asumiendo el más que posible fracaso de su empresa.

      Pablo y Suso, ya aburridos, estaban en la pasarela de los Cuérragos tratando de localizar algún salmón. La temporada de la trucha aún no estaba abierta en los ríos salmoneros, hecho éste que debían conocer los tres buenos ejemplares que se cebaban groseramente bajo la pasarela en un palmo de agua.

      - ¡Serán "puñeteras"!... Seguro que si estuviésemos ahí abajo con la caña no estarían tan...

      Pablo le interrumpió:

      - Suso, que le pasa a Senén. Me pareció oírle gritar.

      - Se habrá caído al agua por andar haciendo la cabra por las rocas. Ya sabes como es... No puede estar un rato quieto.

Un día de pesca con La Vaguada - Flyfishing, Outdoors & Outfitters

      El río discurría alegre pero en buenas condiciones. El sol ya calentaba y la ropa comenzaba a estorbar. Senén, fiel a su afición, no cejaba en su empeño y se acerco a la cabecera del pozo por la margen izquierda -lugar desde donde se suele pescar la postura a cebo- tratando de localizar algún salmón. Se había sentado en la cima de una de las grandes rocas que hacen orilla en la cabecera de la Tea mientras empuñaba su nueva caña de dos manos que había comprado para la ocasión a precio de saldo. La mecánica de los lances, el aumento de la temperatura y el reflejo del sol en el agua, le habían embrujado. Senén hacía rayar su mosca de tubo negra y amarilla, esa que había visto clavada en la boca de tantos salmones en los artículos de las revistas, como intentado romper con ella los destellos del agua, como si estuviera hipnotizado por ellos. La imagen de aquella enorme figura dirigiéndose hacia la mosca y hacia él, y el tremendo tirón que sintió en sus manos, se concentraron en un solo instante. A partir de ahí, todo ocurrió muy deprisa, demasiado deprisa, casi sin darle tiempo de comprender lo que pasaba. El salmón le obligó a sumergir un metro del puntal de la caña en el agua y después se descolgó río abajo haciendo chillar el carrete. Senén sudaba como si fuese el más caluroso día de verano y la emoción le ahogaba impidiéndole gritar para avisar a sus amigos. Cuando Pablo y Suso llegaron, la caña estaba inmóvil y muy arqueada. El salmón no estaba dispuesto a moverse del fondo del pozo, donde de nuevo se había colocado. Mientras, Pablo bromeaba:

       - Bueno tío... Ya esta bien. Menuda carrera nos has hecho dar para nada. Así que has pescado un salmón mutante y se ha convertido en piedra.

       Pero de nuevo el carrete comenzó a dar un recital de música celestial mientras la caña se doblaba bruscamente siguiendo los movimientos del "Rey".

      Senén no trato de contener su emoción en ningún momento y la desató llorando como un crío. Gemía desencajado mientras Pablo le abrazaba y Suso tiraba unas fotos para el recuerdo de aquel mágico momento.

      Todos disfrutaron de aquel maravilloso salmón recién entrado, fresco como una lechuga, una auténtica preciosidad. Fue su primer gran espectáculo. No tendría menos de 6 kilos. Quizás llegase a los nueve. Es la ventaja de soltarlo... así luego puede “crecer” pero sobre todo, regalarnos el fruto de sus entrañas.

      Y esta es la historia de Senén y su primer salmón, un auténtico kamikaze al que sólo le faltaba la cinta en el pelo y el kalashnikov en las aletas, pero que en la memoria de Senén será recordado durante toda su vida como su primer salmón, aquel que emergió de la luz del sol.

 

Luis Meana con un reo del Cares-Deva, en Asturias, España.

Luis Meana con un reo del Cares-Deva, en Asturias, España.

 

 

 

 
 

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