El río Dulce, ubicado en la provincia de Santiago Del Estero -
Argentina, es un
curso inmejorable para albergar al ciclotímico Dorado (Salminus
Maxillosus). Sus profundos pozones, largas correderas,
empalizadas y sobre todo la inmensa masa forrajera que lo habita,
hacen de este curso uno de los preferidos por los pescadores con
mosca. La posibilidad de vadearlo en gran parte de sus costas, hace
que se puedan plantear estrategias de pesca muy diversas y enfrentar
distintas situaciones con cierta comodidad. En la actualidad
es sin duda el lugar elegido por los principiantes para debutar con
el "Tigre de los ríos". Un entorno único para el Dorado
Lamentablemente en el año 2003 por un fatídico error humano, el
nivel de agua del río se vio afectado al punto de llegar al límite
más nefasto; la mortandad de gran parte de su fauna íctica. Hoy
transcurridos seis años, nos encontramos con un río lleno de vida
por donde se lo observe, ni el más optimista pescador hubiese
imaginado tal recuperación, no sólo de los dorados, sino de todas
las especies que habitaban y hoy en día habitan estas aguas.
El Dulce cuenta con una enorme población de dorados sanos y fuertes,
divididos generacionalmente en una camada mayoritaria de peces de
entre 1kg y 3kg, producto de los exitoso desoves e increíble
crecimiento de los juveniles, y otra camada de peces que promedian
los 6kg a 9kg que tuvieron la fortuna de sobrevivir al triste
episodio del 2003.
Una ventaja que encontramos los mosqueros es que podemos pescar este
río por reglamento todo el año, sólo queda prohibida la extracción
de dorados durante un periodo de veda, pero esto no nos afecta para
nada a quienes practicamos la pesca y devolución. Es sabido que el
mejor momento para pescar dorados es aquel en donde los encontramos
más activos, que generalmente se corresponde con el aumento de la
temperatura de las aguas, lo que genera picos de alimentación, pero
esto no anula en absoluto la posibilidad de pescar en momentos de
baja temperatura como es el invierno.
Si bien el dorado disminuye su metabolismo en aguas frías, nunca
pierde las capacidades y cualidades que lo distinguen; sigue
siendo: agresivo, territorial y por sobre todo, oportunista. Esto
permite que podamos seguir pescándolo aun en condiciones adversas,
siempre y cuando dejemos de pensar al dorado como un pez
"atolondrado" y "torpe", y ajustemos un poco las técnicas de pesca,
presentaciones, derivas y replanteemos nuestra estrategia pensando
en peces más lentos, con menos energías y más cautelosos.
Por lo general optamos como base de operaciones por la ciudad de
Loreto, la cual cuenta con todos los servicios para el pescador:
Hoteles, comedores, etc. El río en este sector posee un fondo
arenoso y con gran cantidad de troncos y palos semi-sumergidos que
son el refugio preferido por los dorados. Su caudal está
regulado por el dique "Los Quiroga", lo que provoca un constante
cambio en los niveles de las aguas del río, generando modificaciones
en el curso y sus accidentes, como así también en la actitud de los
peces. Esto último es importante saber interpretarlo
correctamente a la hora de ir a pescar para tener una jornada
exitosa. La estrategia de pesca consiste en vadear durante
toda la jornada, buscando los lugares puntuales en donde habita el
"Tigre de los ríos" o bien sabiendo interpretar esas "señales" que
estos generan, como los movimientos de sábalos o mojarras que tratan
de huir de los ataques de los dorados, delatando el lugar de
alimentación de éstos. Generalmente se realizan lanzamientos
delante del palo de forma tal que dejemos un tiempo de deriva
controlada para que la mosca profundice pegada a la empalizada.
También podemos generar algunos movimientos con la línea para darle
mayor vida a la mosca. Muchas veces la mosca es atacada en el
momento que toma contacto con el agua, demostrando el oportunismo de
estos peces que guiados por sus instintos no dejan pasar cerca de su
territorio ningún objeto que represente alimento.
En otras oportunidades en donde el dorado está acechando cerca del
fondo, es necesario "peinar" meticulosamente cada palo, tratando de
irritar al dorado, esta técnica provoca que en el afán de pasar lo
más cerca posible del tronco dejemos muchas moscas clavadas en el
mismo, por eso debemos prever la utilización de unas 20 moscas
aprox. por día, si queremos realmente arriesgar cada tiro en busca
del trofeo. Muchas veces el pique es tan violento que nos
sorprende y no logramos concretar la captura, por eso debemos
mantener la punta de la caña baja y clavar firmemente tirando de la
línea con la mano izquierda, de esta forma lograremos penetrar su
boca ósea, para luego recién levantar la punta de la caña e intentar
frenar la corrida del pez hacia los palos.
Para enfrentarnos al río Dulce lo aconsejable es la utilización de
una caña #8 de acción de punta, un reel con buen freno, línea "Saltwater"
para climas calidos de flote con un polyleader de hundimiento
rápido, lo que nos permite hacer correcciones durante la deriva y
profundizar lo necesario, rematado con tippet de 18lbs y cable de
acero de 20lbs. En cuanto a las moscas es necesario llevar una buena
provisión en colores claros y oscuros, atadas en anzuelos 3/0 con
materiales naturales y sintéticos y preferentemente lastradas.
Combinaciones de colores como: Negro/Chartreuse, Negro/rojo,
Blanco/Rojo, Negro/Naranja, funcionan muy bien.
Quienes tuvimos la suerte de pescar aquellas aguas (previo al 2003),
nos encontrábamos periódicamente con capturas de peces de más de 8
kilogramos; y lo que hasta hace sólo un par de años era un lejano
recuerdo cargado de un tinte nostálgico, hoy lejos de ser una
utopía, será una realidad si sabemos aprovechar esta segunda
oportunidad que el castigado río Dulce nos está dando. Así,
esto será posible cuidándolo y asegurando que los encargados de
mantener un caudal adecuado de sus aguas, las regulen a conciencia.
Podremos de esta manera vislumbrar un río como el que fue y nunca
debió haber dejado de serlo.
Consultas a: La Vaguada - Flyfishing, Outdoors &
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