Pesca: Artículos, Notas, Historias y Reportajes

  La Vaguada - Flyfishing, Outdoors & Outfitters

   
 

 

 
     Escrito por:  Ricardo Ordoñez D. 
     Imágenes y contactos:  Ricardo Ordoñez     rordonezdiaz@yahoo.es
 

       Cuando existe ánimo y entusiasmo para salir de pesca, se junta el grupo adecuado y se escoge el lugar correcto, los resultados no pueden ser menores a las expectativas planteadas desde antes de la partida.  Eso fue lo que ocurrió hace unos días cuando mi gran amigo y compañero de pesca, Adolfo Rademacher, me llamó para invitarme a pescar.

      Aún cuando habíamos coordinado varias salidas de forma anterior durante la presente temporada, por distintos motivos, ninguna de ellas se había traducido en un viaje al río y nos habíamos quedado con las ganas de concretar aún que sea sólo un día de pesca en conjunto.   Por este motivo me alegré mucho cuando Adolfo me llamó para confirmarme que podríamos salir durante el fin de semana cercano.  Con esta expectativa, rápidamente preparamos el viaje e invitamos a otros dos amigos comunes, Egerson Ortega y Massa San, para completar el vehículo, compartir los gastos, y claro, aprender un poco más de pesca de los demás y de nosotros mismos.  Esto me resulta muy familiar, ya que mi padre me decía que así se forman los pescadores y también las grandes amistades.

 

Un río de en las montañas

      El lugar de destino fue un de los tantos ríos ubicados en el cordón pre-cordillerano al Sur Este de la región de Los Ríos. Esta es un área de montañas, cubierta de frondosos bosques y ríos de aguas prístinas, un lugar sobrecogedor donde es inevitables sentir en profundidad la naturaleza que te rodea, donde un pescador encuentra todas las aguas que su imaginación tenga capacidad de recrear y donde los peces pueden transformarse en inolvidables capturas.    La verdad es que no creí necesario anticipar un lugar destino, ya que Egerson, uno de nuestros compañeros, quería llevarnos a conocer uno de sus lugares favoritos de pesca.  Eso no me pareció nada de mal, así que de esta forma, de Guía para a ser guiado, una posición muy cómoda y la que se siempre se agradece.

 
 

 

      El río de Egerson resultó una alucinación refrescante, un curso de aguas claras que corría por un lecho pedregoso en el fondo de un profundo cañón.  Todo el río era un sucesión interminables de fuertes rápidos, seguidos de lentos y profundos pozones para finalizar con bajos y rápidos riffles.  Entre las piedras cercanas al río, la abundancia de los exuvios de Stoneflies dejaban clara evidencia de la importancia de su población en el agua, la que no podía ser menor en la conducta de alimentación de los peces.  Lo mismo se repetía con restos de Aeglidae o Pancoras de agua de dulce, restos dejados por las aves y mudaciones propias de estos crustáceos. 

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      Con esta simple radiografía del lugar, no dudé en seleccionar de entre las moscas de mi caja de ninfas una Dark Stone de color café para comenzar a pescar.  La Dark Stone es un patrón incomparable para imitar a las ninfas de plecópteras del hemisferio sur, y con el cuál los piques no tardaron en llegar.  Las tomadas eran lentas y en la medida que avanzaba la mañana fueron decreciendo, por lo que decidí cambiar mi mosca por un patrón que imitaba a las Pancoras del río, una Bugger de color verde, flash matizado atado en su cola, cabeza de bronce y patas de gomas blanca. 

      Con esta mosca las tomadas fueron mas regulares y muchas arcoiris fueron cediendo ante la tentación de este patrón.  Aún que no muy grandes, todas las truchas evidenciaban una gran fortaleza y al verse atrapadas, trataban de liberarse dando rápidas corridas contra la corriente y sorprendentes saltos fuera del agua, un verdadero espectáculo del que me pude regocijar varias veces durante la mañana.

 

 

 

 

Las moscas de Massa San

      Muy cerca de 14:00 hicimos un alto para almorzar.  Algo agotados pero sin bajas en el entusiasmo, pudimos compartir un rico y reparador almuerzo.  La conversación nos llevo por varios pasajes, mientras Massa San nos ilustraba con algunos secretos de la pesca en los ríos de Japón, los Pirineos, Alaska, Canadá y Tierra del Fuego.  Massa es un pescador de mucha experiencia por lo que siempre vale la pena prestar atención a sus historias.  

 

 

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     Aún que he salido en muchas oportunidades a pescar con Massa San, y muchas otras veces nos hemos reunido para conversar de pesca, jamás me había preocupado de revisar el contenido de sus cajas de moscas.   En ningún caso me es desconocido que sus gustos por la pesca están dados por las líneas de flote, las moscas secas, pequeñas ninfas y emergentes,  pero inconscientemente asumí que sus moscas no podrían ser tan diferentas a las que usamos en estos rincones del sur de América.  Para mi sorpresa esto no era como lo imaginaba, de hecho, cuando revisé el contenido de sus cajas, durante el almuerzo, no pude dejar de sentirme sorprendido por la singularidad de sus montajes.  En su mayoría éstas eran imitaciones de moscas secas,  un gran porcentaje de estos patrones estaban montados al estilo Parachute, con un interesante predominio de los colores amarillos y otros muy visibles en el agua.  Algunos patrones estaban montados en anzuelos con formas muy especiales y otros moldeados con más de un anzuelos.

 

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     Massa nos contó que algunos de estos patrones los tenía para la pesca del Yamame, un pequeño pez de los ríos de las montañas de Japón, muy similar a nuestras truchas.  Una de las características del Yamame es su rapidez para tomar su alimento.  Este recoge todo posible alimento sobre el agua y una vez dentro de su boca, el pez analiza si es o no un bocado.  Si este no corresponde a un alimento digerible, el Yamame escupe con rapidez el contenido de su boca.  Todo esto sucede en tan sólo 0,2 segundos,  por lo que el desafío para un pescador que trata de atrapar uno de estos peces, es clavarlo en menos que en ese tiempo.   Bajo estas circunstancias, la forma de los anzuelos y los montajes son fundamentales para lograr este objetivo.  Algo muy interesante como para conocer y considerar.

 

 

Una gran trucha en un pequeño río en las montañas

      Para abordar la pesca durante la tarde, discutimos la posibilidad de pescar en algún otro sitio para aprovechar de conocer otra parte de este río u otro río del lugar.  Como ninguno de mis acompañantes conocía otro lugar en las cercanía, yo sugerí visitar un pequeño río en las montañas, muy cerca del lugar  donde estábamos.  El lugar que sugerí, lo conocía muy bien, ya que lo había pescado en incontables ocasiones anteriores, y se que las truchas allí son grandes, fuertes y muy selectivas.   La idea fue del gusto de todos, por lo que una vez más retomé  mi lugar de Guía, dejando el desahogo que significa ser conducido en lugar de guiar. 

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     Nos tomó varios minutos llegar a nuestro nuevo destino, y luego de algunos "¿estás seguro de que es por acá?", consulta reiterada de mis amigos, llegamos al río que pretendíamos.  El río venía mucho más bajo de lo habitual, dando una primera impresión de que éste no era más que un pequeño arrollo sobre un lecho rocoso.   Preparamos nuestros equipos de pesca y una vez en el agua, mis amigos pudieron comprobar que el río traía más agua de lo que parecía.  Sus aguas azules corrían rápidas, fuertes y en un volumen mas que generoso.  Sugerí pescar los pozones más profundos del río, utilizando grandes ninfas de Plecópteras, imitaciones de Puyes y/o Pancoras.

      Egerson fue el primero en divisar un par de grandes truchas nadando en la correntada.  Este avistamiento encendió el fervor del grupo y generó grandes expectativas para todos.  Dado a las características del lugar, pescar una de esas truchas no sería una tarea fácil, así que pusimos todo nuestro esfuerzo y experiencia, para trabajar en equipo y lograr el tan preciado trofeo, junto a una increíble foto para la posteridad.

      Debimos utilizar varios patrones antes de lograr los primeros pique.  Pero el mayor desafío no estuvo en la selección de la mosca, sino en como evitar que las truchas no cortaran la línea o el tipex.   Si bien Egerson logró clavar varias veces a uno o más de uno de estos enormes peces, las truchas terminaban por liberarse de la línea que las sujetabas, cortándolas como si fuera un ligero hilo sin resistencia.  Mi suerte no fue distinta con estas truchas.  La fuerte corriente de estas aguas y el reducido espacio entre las correntadas y los pozones donde buscaban refugio una vez que se veían sujetas al anzuelo, no dejaban espacio para errores.  

 

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       Mientras yo buscaba un nuevo punto en el río que me permitiera lanzar sin espantar a los peces,  escuche un gran alboroto, al voltear para mirar, pude ver que Adolfo hacia grandes esfuerzos por sostener su caña y mantener el control de la línea.  Había enganchado una de las truchas y se notaba que aquel pez no tenía ninguna intención de hacerle las cosas fáciles o dejarse atrapar sin pelear para recobrar su libertad.  Massa estaba en la correntada varios metros arriba de la posición de Adolfo y yo varios metros abajo, así que fue Egerson quién lo apoyo para doblegar la fuerza de la trucha.  Luego de varios minutos de fuertes tironeos de la trucha pare liberarse y esfuerzos por retenerla,  Egerson la pudo alcanzar y levantarla con un chinguillo.   Sólo entonces pudimos observar el tamaño de la trucha, apreciar sus impresionantes colores y comprobar sus 5,8 kilogramos de esta fuerte e increíble arcoiris.

      Todos terminamos muy contentos y no dejamos de hablar de los recientes sucesos.  En eso se nos fue la tarde y comenzamos a preparar el regreso a Valdivia.  Como dije al comienzo: "cuando existe ánimo y entusiasmo para salir de pesca, se junta el grupo adecuado y se escoge el lugar correcto, los resultados no pueden ser menores a las expectativas planteadas desde el comienzo".   En este día de pesca las cosas no pudieron resultar mejores y claramente cumplieron con todas nuestras expectativas.  ¿Qué más podemos pedir?. 

     Nos alejamos de este pequeño río en las montañas y dejamos que sus enormes truchas retornen a la tranquilidad de estos parajes, abrigando la esperanza de volverlas a encontrarlas en un futuro en las mismas correntadas y pozones donde las avistamos esta vez.

 

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