Hace
un tiempo atrás una amiga me preguntó por qué me gustaba
tanto la pesca con mosca. No lo pensé mucho y en una
fracción de segundos le respondí: "Por la naturaleza, la
lluvia, las caminatas, el frío, los ríos, los lagos, la
cerveza, la fogata, los amigos, los cóndores, las
montañas, los zorros, la familia, los caiquenes, las
bandurrias, la contemplación, las truchas y salmones".
Mi amiga solo atinó a reírse y mover su cabeza en
aprobación. No faltaba más, entendió inmediatamente.
La pesca con mosca es quizás una de las disciplinas más
cercanas a la naturaleza, a la convivencia humana y al
goce de la vida. Apasionante y llena de misterios
conlleva muchas veces despertares al alba, caminatas
interminables, bajadas de ríos, frío, lluvias sin
clemencia, cansancio, regresos de noche y mucha
exploración. Y la mayoría de las veces los resultados
tampoco acompañan, pero al día siguiente ahí estamos
nuevamente intentándolo otra vez. ¿Por qué será?
Pese a la vida moderna, hay algo en el ADN de la
humanidad que nos atrae a la naturaleza y a disfrutar de
ella de forma aclanada. Mal que mal han sido miles de
años conviviendo con la biósfera lo que nos ha dejado
una atracción natural por el medio ambiente. Y la pesca
con mosca es definitivamente eso, naturaleza.
Como no va a ser atractivo estar pescando en Alto
Coyhaique en el río Ñireguao mientras una familia de
zorros te observan; o estar en Río Grande, en Tierra del
Fuego, y ver como sobrevuelan cóndores mientras se pesca
una Sea Run Brown, una de las trucha más grande del
planeta. Eso es naturaleza y la pesca permite al hombre
acercarse a esa dimensión. Y lo más gratificante es que
Chile tiene todo eso y más.
La pesca con mosca también es sobre la familia y los
amigos. No hay momento más emocionante y conmovedor para
un padre que ver a su hijo pescar su primera trucha y
darse cuenta, en ese instante, que se ha generado un
vínculo de por vida con la naturaleza y el "papá". O
estar al calor de la fogata con un vino tinto (o varios)
acompañado de amigos contando las mismas viejas
historias una y otra vez. Recuerdos imborrables.
La pesca con mosca es definitivamente una de las
disciplinas más fantásticas que hay para el hombre y
vivimos en un país cuya naturaleza está hecha para esta
disciplina. Por eso también debemos cuidar, preservar y
devolver a la naturaleza lo que nos da. Es lo que le
vamos a ir dejando a los que vienen, para que también
puedan disfrutar.
Luis Goycoolea Urzúa es co-autor de los libros
"Chile, la aventura de pesca con Mosca" (Aguilar, 2003)
y "Los 20 mejores lugares para pescar con mosca" (Ed.
El Mercurio, Patagonia, 2015).
¡¡ Buena pesca y líneas tensas y
apretadas para todos !!
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