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Escrito
por: Rodrigo Cares Guarda, Marcelo Solis Espinoza, Roberto
Cares Guarda. |
Fotografías e imágenes:
Rodrigo
Cares Guarda y Cristian Flandez. |
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Nos pusimos de acuerdo durante la semana para efectuar una salida de
pesca a alguno de los cursos de aguas que se multiplican por el
lugar donde vivimos. El grupo estuvo compuesto por Marcelo Solis, Cristian Flández, mi hermano Rodrigo Cares y yo, Roberto
Cares. Tras pensar en un lugar adecuado para una jornada para
cuatro personas, quedamos de acuerdo en ir a un río cercano a
nuestro lugar de residencia, la carismática y pintoresca ciudad de Paillaco, situada al sur de la ciudad de Valdivia. El río que
decidimos abordar en ese momento se encuentra cerca del poblado de
San Pablo en la región de Los Lagos y de la desembocadura al río Pilmaiquén.
Quedamos de acuerdo en salir a las 07:00 AM de un día sábado de este
mes de marzo. El día anterior, como de costumbre, no dormí
casi nada por las ganas de que esa noche pasara lo más rápido
posible y salir lo más pronto para hacer lo que más
nos gusta hacer en nuestro tiempo libre, "pescar con mosca".
Suena el despertador y sin pensarlo me levanto para ir en busca de
mis compañeros y llegar a nuestro destino. Lo
curioso fue que el insomnio previo a la pesca no sólo me afectó a
mí, sino que también a mis amigos, los que tampoco pudieron dormir
por las ansias de salir a pescar.
Eran aproximadamente las 09:00
AM cuando llegamos al río, pero
nos encontramos con la sorpresa de que éste llevaba un color
blanco lechoso, intentamos pescarlo por un rato, pero no logramos hacer ningún
pique, nos reunimos para poder sacar conclusión de la situación, pero
no llegamos a nada, ya que no entendíamos cuál era la causa de que el
río Pilmaiquén llevara ese color. Entonces y después de tratar de
pescarlo sin éxito, decidimos ir al Lago Rupanco y pescar en alguna
desembocadura. Camino al lago nos decidimos por trasladarnos
hasta la boca de un río de muy
difícil acceso y al que nunca habíamos ido antes, justamente por lo difícil y complicado
de llegar hasta allí. Tras pasar por Entre Lagos nos dimos cuenta que el
lago Puyehue tenia el mismo color lechoso y concluimos que el río Pilmaiquén tenía ese color producto de las
cenizas del volcán Puyehue y su cordón
Caulle. Tras dejar nuestro vehículo en el campo de un amigo que
nos permitió el acceso al lago por sus terrenos, nos pusimos a caminar unos 30 a 35 minutos
bajo el bosque, hasta que llegamos al punto deseado. El lugar
no sólo era como lo había imaginado, sino que mucho mejor. El
paraje era uno de esos lugares donde miras y te dices "¡Que hermoso es nuestro
Chile!". Me pregunté cómo
poder conservar estos parajes sin que nosotros mismos los ensuciemos y
destruyamos. Por la misma razón en esta nota no menciono el
sector con exactitud, por lo cual espero su comprensión.
Nos sentamos en un tronco que el río
había arrastrado en el invierno cuando
su caudal sube y antes de comenzar a pescar compartimos algo de comer.
En eso estábamos, cuando no pasaron más de
10 minutos y escuchamos un sonido en el agua, prestamos atención a
lo que sucedía y ante nuestra sorpresa nos dimos cuenta que era una
hermosa trucha arcoris que estaba casando puyes o alevines del río.
La merienda terminó al instante y nos preparamos para comenzar a
pescar. Por la forma de asechar que tenía esa trucha llegamos
a la conclusión que no era la única trucha que estaba cazando en el
lugar. Mis compañeros me dieron la oportunidad de ser el primero en
intentar capturarla, así que decidí probar con mi caña N° 6 y línea floating.
Abriendo mi caja de streamers, seleccioné un bucktail de color blanco y cola de plumas del mismo color.
Ante la sorpresa de mis
compañeros, al segundo lanzamiento tuve mi primer pique, el que se
tradujo en una hermosa arcoiris de lago de aproximadamente 1,5 kilos.
Posterior a eso no obtuve
ningún pique más.
Con Cristian nos trasladamos a la boca del río a efectuar unos
lanzamientos con línea floating y shooting, pero yo no obtuve ningún
pique, a diferencia mía, Cristian si obtuvo algunos piques sin
capturas. Estaríamos unos 30 minutos en la desembocadura
cuando Rodrigo nos grita desde donde estaban en el río con Marcelo, que
tenían una captura al mismo tiempo, recogimos nuestras líneas y
acudimos a prestar ayuda a nuestros amigos. Al momento de
llegar, Marcelo ya había logrado vencer a esa plateada y gorda
trucha arcoiris, la que pesaba unos 2,5 kilos. Después de unos
25 a 30 minutos, Rodrigo logra traer hasta la orilla otra hermosa y
fuerte trucha arcoris de lago, la que pesaba cerca de 3 kilos.
Le preguntamos con qué mosca y equipo las habían capturado y nos
comentaron que con equipo de N° 7 cargado con línea sinking-tip de
200 grains y moscas lastradas de marabou, atadas con y sin
elásticos. Sin dudar ni un minuto hicimos cambio de
estrategia. Cambiamos equipos y comenzamos a efectuar nuestros
primeros lances, tratando de emular lo hecho por nuestros amigos.
Sólo dejé caer la mosca a mitad de río y esperé que tomara
profundidad cuando al primer tirón clavé una trucha, la que al verse
capturada arrancó río arriba pegando un par de saltos fuera del
agua. Nos dimos cuenta que era una enorme trucha arcoiris de
unos 3 kilos y la adrenalina comenzó a subir como la espuma.
Ya derrotada, fotografiada y liberada la trucha que había clavado,
Cristian logró capturar otra arcoris de 3,5 kilos. Sin
quedarse atrás, Marcelo que estaba a un costado de Cristian,
logró capturar otra arcoiris de 3,5 kilos. Fue entonces que
empezó una serie de piques, clavadas y fotografías a intermitencia de
sólo unos pocos minutos. La euforia de ese día de pesca estuvo
acompañado de una lluvia muy fina que se prolongó durante todo el
día, pero la que no fue capaz de enfriar nuestro ánimo y la
felicidad de aquella inolvidable pesca. Las capturas se
sucedían una tras otra y todas en ejemplares de buenas tallas y
pesos. Ese día fue inolvidable para nosotros, ya que fue una
jornada de truchas grandes y gordas, el que quedará en nuestros
recuerdos por largo tiempo.
El paradigma de la pesca sustentable nos pone a prueba.
Nuestra responsabilidad es cuidar estos lugares de manera de hacer
conciencia y dejar estos parajes tal cual los encontramos. No
dejar basura debe ser siempre una responsabilidad y un deber para
cada pescador. Un lindo paraje sin peces nunca será lo
mismo, por la misma razón, es tan importante liberar todas
las truchas que se capturan en un día de pesca. Ésta es la única
forma de asegurarnos de que nuestros hijos y nietos puedan pescar
esas mismas truchas, mucho más gordas y más fuertes de lo que
las pescamos nosotros en este día perfecto de pesca.
Este reporte fue escrito para nuestro buen amigo Ricardo Ordoñez,
quien representa a La Vaguada Fly Fishing, como una forma de
agradecer todo el trabajo de difusión y promoción de la pesca con
mosca que desarrolla en
su web site www.lavaguada.cl .
La Vaguada es un sitio indispensable para comprender, conocer y aprender cada día más de la
pesca con mosca y nuestros maravillosos destinos de pesca en Chile y
el resto de la Patagonia.
Consultas a: La Vaguada - Flyfishing, Outdoors &
Outfitters -
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contacto@lavaguada.cl
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