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Escrito por:
Javier Alurralde |
Introducción, Imágenes y
contactos: Ricardo Ordoñez
rordonezdiaz@yahoo.es |
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Introducción:
No es frecuente que revise las cajas
de moscas de mis compañeros de pesca, pero en ciertas ocasiones
y por variadas circunstancia me he visto en la necesidad de
hurguetear entre éstas para buscar algún patrón o una mosca
determinada. En estas cajas siempre encuentro algunos
excelentes patrones para la pesca de truchas, pero también otros
que no lo son tanto. Curiosamente las moscas dotadas de vistosos
brillos y colores se multiplican entre las cajas de los
pescadores. Será que los fabricantes y distribuidores de
materiales de montajes nos están sobrecargando con materiales
destellantes en los escaparates de sus tiendas, o es que
realmente ¿Las moscas dotadas de brillos y colores son más
efectivas que otras?. Javier Alurralde de la
Asociación Argentina de Pesca con Mosca ( www.aapm.org.ar ) se
hizo esta misma pregunta y trató de resolverla.
Utilizando su experiencia, la de sus amigos y con algo de
investigación escribió un interesante artículo que trata sobre
esta materia y el cual ha titulado "Colores".
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Transcurrido gran parte del día de pesca y cansado de bañar mi mosca
con pobre resultado, la fatiga me sometió y no tuve otra alternativa
que sentarme a descansar contemplando el incesante casting de
streamers por parte de otros más entusiastas compañeros de pesca. Este
obligado descanso me permitió advertir que uno de los pescadores, de
tanto en tanto, obtenía algún pez más que quienes lo precedían.
Esta particular circunstancia llamó mi atención puesto que el último
de los pescadores siempre tiene menos posibilidades de pescar que
aquellos que lo preceden; poniendo más atención en él advertí que no
lanzaba más lejos que el resto; tampoco utilizaba un shooting de
hundimiento diferente pues todos usaban el mismo sinking de
hundimiento IV; ni tenía un ritmo diferente para recoger la línea de
pesca, por lo que concluí que la diferencia sólo podía tener alguna
explicación, además de la suerte, en virtud de que utilizaba alguna
mosca en particular.
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Bucktails:
Black Nosed Dace |
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Por la noche y mientras cenábamos, le pedí ver su caja de moscas a lo
que accedió sin reparo señalándome las que había utilizado durante el
día. De un breve examen pude observar que aquellas que habían
tenido éxito estaban atadas en tamaño N°: 6 (Mustad 9672 o
equivalente); eran bucktails, con un pequeño mechón de pelo blanco
atado del ojo y colocado por debajo del anzuelo, el color del ala era
azul y en algún caso violeta, con poco brillo; me sorprendió observar
la inexistencia de todo elemento sobre el vástago del anzuelo, no
tenía tinsel ni ningún otro elemento enrollado en el cuerpo.
Cuando le pregunte por todo ello me contestó simplemente que: Las
ataba con y sin tinsel, pero que a su criterio la inexistencia de
tinsel u otros elementos brillantes sobre el cuerpo del anzuelo
simplificaba su atado y salvo en contadas ocasiones no había notado
significativa disminución en el pique; además acotó que todos los
elementos de la mosca los ataba directamente en la cabeza pues ello
elevaba la duración de la mosca, en tanto la trucha no rompía el
tinsel con sus dientes, a la vez que se evitaba su rotura en ocasión
del retiro de la mosca de la boca del pez facilitando la maniobra de
liberación. Por lo demás consideraba que ese vástago oscuro del
anzuelo servía como una suerte de línea lateral, sin perjuicio de que
también tenía una buena provisión de las moscas atadas del modo
tradicional y las utilizaba cuando las descriptas no andaban.
Respecto al brillo de la mosca me indicó que ponía muy poco Krystal
Flash o elemento similar y que además era lo primero que ataba en la
mosca y así quedaban semiocultos y rodeados del resto del material
puesto que consideraba que la mosca debía tener sólo destellos en
lugar de convertirse en un semáforo incandescente lo que revela falta
de naturalidad. Al moverse el material por efecto de la corriente
dejaba entrever el brillo, tal como un pez que al moverse en el agua
refleja alguna de sus escamas y luego se oculta, pero permite ser
detectado.
Con relación al bucktail me expresó que prefería utilizar ese material
en poca cantidad, preferentemente pelos finos y levemente enrulados, y
que si bien eran más difíciles de emparejar tenían una mejor acción en
el agua, desdeñando aquellos rectos que servían para atar moscas
parejas pero no para pescar, en su particular criterio.
Con respecto al color de aquellas que había utilizado, simplemente me
contestó que fueron las que anduvieron a partir de la media mañana y
que así continuaron por todo el día hasta el atardecer, con un
resultado aceptable si teníamos en cuenta el resultado del resto de
los pescadores quienes habían utilizado otros streamers tradicionales.
En su opinión el éxito de la mosca debía buscarse en la presentación
de la mosca, su tamaño, la silueta y su acción por sobre todas las
cosas, y luego en el color utilizado para su confección aún cuando lo
consideraba el último factor a tener en cuenta.
Con evidencia estas moscas no estaban atadas para ser vendidas en un
shooping y atraer pescadores sino atrapar peces, no tenían elementos
que sobreabundaran, los materiales eran escasos, lo suficiente para
otorgar una buena silueta pero con cierta transparencia, y la escasez
de materiales le permitía profundizar rápidamente. A la buena silueta
cabía adicionarle una carencia de elementos frágiles que pudieran
inutilizarla; era una mosca para durar y eso vale en el río cuando
tenemos sólo una, y es la que funciona.
Pero la respuesta respecto del color no me satisfizo del todo, me
llamo la atención la utilización de un color anormal, puesto que no
estoy acostumbrado a ver pescadores utilizando colores como el azul o
el violeta en sus jornadas de pesca, así que procedí a investigar un
poco más el tema.
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Colección de
Steamers and Bucktails |
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De diversos artículos que pude colectar constaté que
quienes más habían estudiado el asunto realizaron trabajos científicos
destinados a los criadores de peces, por el obvio interés que tienen
de que las truchas ingieran más alimento y consecuentemente se
desarrollen más rápidamente.
Y de su lectura surge que en diversos experimentos de alimentación le
arrojaron a las truchas, en diferentes condiciones de luz y en
contorno azul pellets de distintos colores, y se constató que las
truchas demostraron tener más interés en los pellets de color azul y
amarillo que respecto de ningún otro color, siguiendo luego el rojo,
negro, naranja (Ginetz y Larkin 1973).
A similares conclusiones se arriba en otro trabajo científico más
reciente (Toledo Maria Isabel, Universidad Católica de Valparaíso)
quién realizó una experiencia similar en estanques circulares con
entorno natural en la piscicultura de Río Blanco, y nuevamente las
truchas mostraron preferencia por los pellets color azul.
Curiosamente, iguales experiencias con el salmón del atlántico
arrojaron que el color preferido no era el azul sino el rojo.
De otro lado, trabajos realizados por la marina de los Estados Unidos
han permitido verificar que los colores más visibles en aguas claras
eran el amarillo y el azul en colores no fluorescentes, y entre los
últimos el blanco y el verde.
Va de suyo, entonces, que así como la luz es importante, también lo es
el color y el contraste para ubicar el alimento y detectar el color
por el que preferentemente el pez resulta atraído.
Así las cosas, parece evidente que el color azul tiene ciertas
propiedades que lo hacen atractivo, pues en aguas claras mantiene su
color inalterable hasta gran profundidad y por lo tanto refleja bien
su color otorgándole una buena visibilidad sin cambios, excepto a gran
distancia circunstancia en la que se pierde contra el telón de fondo
del agua, y además registra un buen contraste contra el fondo claro,
salvo que el fondo sea oscuro, aumentando las posibilidades de
localización del pez y por lo tanto, de que éste vea la mosca, la
distinga del entorno y la procese como un posible alimento.
Por eso el color ayuda, en tanto destaca una mosca dentro de la
columna de agua dadas ciertas condiciones, incrementando así su
visibilidad y posibilidad de localización por parte del pez, puesto
que si la mosca se mimetiza pasa inadvertida para el pez, y por
consiguiente disminuyen las posibilidades de que ella resulte
detectada; necesitamos que ella resulte claramente visible, que se
destaque contra la superficie o contra el fondo, pues así la vista de
la trucha cumple su misión fundamental que consiste en detectar el
posible alimento.
Pasada esta primer fase tendremos otra siguiente, que es convencer al
pez de que se trata efectivamente de un alimento o algo que vale la
pena probar, y aquí juegan papeles fundamentales la silueta, el tamaño
y la forma de moverse del engaño, y si bien la trucha no tiene una
visión con el nivel de detalle del ser humano, pues las imágenes que
obtiene no son de gran calidad (el ojo humano tiene una resolución
aproximada de 14 veces mejor al de las truchas), pero en cambio ella
es infinitamente más dúctil para registrar y analizar el movimiento
pues posee una extrema sensibilidad al movimiento y al contraste, a
punto tal que todo lo que se mueva de modo anormal puede resultar
rechazado.
En experiencias efectuadas en pisciculturas les arrojaron larvas de
Daphias vivas y muertas, los peces prefirieron las vivas y las truchas
las identificaban y distinguían sólo por el movimiento de sus
branquias, lo que habla claramente de la enorme ductilidad para
apreciar y juzgar el movimiento de la presa antes de tomarla.
De tal modo, la ecuación acertada en la que ha que pensarse, y
acertar, refiere al tamaño; la forma o silueta de la mosca; el
movimiento que se le imprime a la mosca, y finalmente en un color
adecuado de ella que le permita ser detectada con facilidad; es decir,
una suma de componentes que han de ser utilizados por el pescador para
convencer a la trucha que ese manojo de pelos que se le presenta debe
ser interpretado como un ser vivo, del que puede alimentarse.
Luego, entender que en aguas claras y con buena luz diurna los colores
azul y amarillo, verde fluorescente y blanco tienen una buena
refracción y por lo tanto no pierden su visibilidad ni la modifican
fácilmente, sin dejar de lado el color negro, pueden tener incidencia
en el resultado de la pesca, por lo que se recomienda que los
pescadores tengan en cuenta estos aspectos a la hora de elegir sus
moscas.
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Bucktails: Micky Finn |
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En horas de muy poca luz bastaría el negro y blanco, pues si bien el
pez distingue el color blanco, los restantes colores son apreciados en
una gama de grises, con lo que pienso que el problema de elección de
colores tiene gran parte de su solución con la combinación antes
citada.
Otro problema diferente reside en el modo de elaborar los bucktails,
es decir si adoptamos para su construcción dos colores y similar
cantidad de bandas o elegimos construirlos en tres bandas de colores,
ya sea ello en dos colores o tres, puesto que algunos autores
mencionan teorías y estadísticas en las que se sostiene que atar la
mosca en tres bandas de color da mucho mayor resultado que en dos
bandas, por ejemplo, en lugar de atar la mosca con un bajo ala
amarillo y ala roja aconsejan en su lugar atar amarillo, rojo y
amarillo (por ejemplo Micky Finn), y así se citan estadísticas
favorables de pique elaboradas en el año 1949 por Ben Trask en la
revista Field & Streams en “Smelt-Fly Patterns” de Donald A. Wilson.
Esto queda al gusto del consumidor, pero me parece una buena idea la
de combinar en varias bandas los colores visibles en el bucktail, pues
siempre alguno ha de reflejar su luz haciéndose visible para la
trucha.
Claro que ello sólo no basta para asegurar el éxito puesto que también
hemos mencionado otros elementos que se consideran de mayor
importancia, más el camino se inicia dando el primer paso.
Por último, cabe acotar que mis opiniones precedentes se refieren a la
pesca sobre todo en ríos, ya que en lagos la cuestión puede ser
distinta, pues entiendo que el pez viene a la búsqueda de la mosca
desde más lejos, y allí sí el telón de fondo, de color azul, puede ser
un factor negativo importante, pues la mosca se confundiría con el
color con tal telón. Esto no ocurre en el río donde el pez viene de
mucho más cerca, y ve pasar la mosca sin que haga grandes distancias
en su búsqueda.
Fuentes consultadas y donde se puede ampliar lo dicho:
Marcelo Morales; Mirando como una Trucha en www. flyfishing-argentina.com;
parte 1 y 2.
H.Yamasaki en La visión de las truchas en www.pesca.or.mx
Maria Isabel Toledo en Calidad Física y Química de los Alimentos para
Peces en www.fao.org.
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