Escrito
por: Mariano Srur - Correcciones:
Javier Avena -
Fotos e Imágenes: Rodrigo
Bermejo |
Contacto: www.guiasmosqueros.com.ar |
|
Como guía de pesca es habitual que recorra ríos y lagos para
descubrir nuevos lugares, relevar otros conocidos y hacer las
excursiones. Pero antes que nada soy pescador, disfruto de la
naturaleza y es maravilloso ir un poco más allá sólo por el placer
de haberlo logrado. Comparto ese pasión con dos amigos, los hermanos
Rodrigo y Ramiro Bermejo. A fines de enero pasado los tres decidimos
flotar el río Limay medio en toda su extensión.
Iniciamos la
expedición aguas abajo del puente cercano a la represa de Pichi Picún Leufú y nuestro destino final fue la toma de agua de la ciudad
de Picún Leufú, sobre el lago de la represa de El Chocón, a 104 km
de distancia. Como el lago tenía una bajante extraordinaria pudimos
llegar navegando hasta este lugar. Nos acompañarían altas
temperaturas durante todo el trayecto, con momentos de viento
intenso y al mismo tiempo un bajo caudal del río por las erogaciones
programadas de la central hidroeléctrica.
Antes de iniciar la
aventura fui con la camioneta hasta el punto de llegada y lo marqué
en el GPS. Esto fue clave para saber cada día dónde estábamos y
cuántos kilómetros habíamos recorrido.
DÍA 1: QUIETOS, HAY UN ZORRINO
Salimos de Roca el 30 de enero a las 13.30 y llegamos al punto de
llegada alrededor de las cinco de la tarde. Armamos el campamento y
cenamos una tarta de zapallitos con ensalada, bien liviano. Esa
noche pescamos desde la costa, sin flotar. Después armamos los
catres despegables debajo del toldo que pusimos entre la camioneta y
el trailer. Mientras tratábamos de dormir nos dimos cuenta de que un
zorrino andaba cerca. Nos quedamos inmóviles: si se asustaba el olor
nos iba a acompañar durante todo el viaje.
DÍA 2: BUEN PIQUE
El jueves 31 dejamos la camioneta y el trailer en el punto de
partida. Como no íbamos a contar con apoyo terrestre, tuvimos que
cargar todo lo necesario para subsistir a bordo de la balsa
inflable. ¿La verdad? Parecíamos mercachifles.
La planificación fue esencial previendo distintos escenarios
alternativos y organizando el menú de antemano de manera que los
alimentos perecederos fueran los primeros en ser consumidos.
Debido al reducido espacio, no llevamos agua para beber: la del río
es de muy buena calidad y fresca.
El tramo a recorrer durante este primer día iba desde la estancia de
Martínez hasta pasando la Bocatoma de Fortín Nogueira, unos 11 km.
Nos levantamos a las 7 pero con todos los preparativos recién
pudimos navegar a las 12 del mediodía.
El pique durante este primer día fue bueno, aunque nos costó
bastante poder clavarlos y se nos escaparon varias truchas. La más
linda la pescó Ramiro, una arco iris muy peleadora de unos 2,5
kilos. Aclaro que pescamos y devolvemos los peces al agua, por
lo que no iban a formar parte de nuestro menú. Nuestra cena
consistió en milanesas (fritas en grasa) con ensalada.
DÍA 3: TRUCHAS MUERTAS
Ese viernes recorrimos el trayecto hasta frente a Los Corrales de
Fortín Nogueira, unos 11 km según el recorrido que se tome. Rodrigo
pescó su primer trucha con mosca, una hermosa marrón en una
corredera… ¡Qué felicidad que tenía!.
A mi se me fue del otro lado de la isla una enorme marrón que tuve
unos cinco minutos en el anzuelo y que Rodrigo vio y tuvo a mano la
cámara para sacar una buena foto, pero así es la pesca… Estimamos
por la distancia que había entre el anzuelo y la aleta dorsal, que
el pez tendría al menos 70 cm de largo. Cerca del campamento
comprobamos que había decenas de pequeñas truchas muertas, que
habían quedado varadas en pequeños charcos debido a la variación
brusca del caudal por el trabajo de la represa.
DÍA 4: 37º Y SIN HIELO
A esta altura ya nos acostumbramos a la incomodidad de llevar tantas
cosas sobre la balsa. Hicimos unos 13 km de río y acampamos luego de
pasar El Zoológico de Fortín Nogueira. A lo lejos se veía Bajada
Colorada. También se nos terminó el hielo que habíamos tratado de
mantener dentro de una conservadora de tergopol abriéndola sólo lo
necesario, pero los 37º de máxima nos jugaron en contra.
Había que consumir lo perecedero cuanto antes, aunque teníamos
alimentos como la manteca que debían durar varios días más.
Rodrigo ató a la balsa una caja plástica con ranuras y allí pusimos
los alimentos que queríamos conservar. Luego de pescar unas pocas
horas tuvimos un resultado de 11 truchas dignas de ser
fotografiadas.
DÍA 5: ¿SE TE ENGANCHÓ EN LA PIEDRA?
Nos levantamos tarde con la idea recorrer unos 13 km y alcanzar una
isla en Bajada Colorada para acampar allí. Frente a un sector
correntoso y bajo, donde se veían piedras cerca de la superficie,
Rodrigo tuvo un pique fabuloso de una trucha marrón. El primer
instante tuvo la sensación que se le había enganchado la mosca,
lanzando insultos al aire hasta que la mosca empezó a moverse.
DÍA 6: PAISAJE INCREÍBLE
El turno del trayecto hasta Naupa Huen. Al pasar por Bajada Colorada
tuvimos muy buena pesca, además del imponente paisaje de la meseta
roja que desaparece bajo el valle del Limay. Nuestro almuerzo fue un
muy especial goulash debido a la necesidad de consumir los alimentos
perecederos.
Luego del mediodía comenzó una tormenta de viento muy fuerte, que
nos trajo arena y nos obligó a parar antes de tiempo en Naupa Huén.
Teníamos unas ganas desmesuradas de tomar gaseosa y si fuera posible
cerveza, así que caminamos 3km ida y vuelta hasta el pueblo, donde
logramos conseguirlas casi tibias, debido a que disponen de
electricidad durante dos o tres horas diarias a lo sumo. Al regresar
al campamento nos preparamos para cenar temprano al tiempo que nos
rodeaba una impresionante tormenta eléctrica. El pronóstico que
habíamos escuchado esa tarde en la radio AM que llevábamos a bordo
no estaba errado.
DÍA 7: ¡PESCAMOS 21 TRUCHAS!
Otro buen
día de pesca: 21 truchas en total. La mejor de ellas fue
una marrón de 72 cm y 3 kilos de peso, algo delgada para su tamaño,
que pescó Ramiro en una corredera y luego de 15 minutos de furiosa
pelea fue devuelta sin problemas al agua.
También el río nos regaló el primer pique simultáneo del viaje, una
trucha arco iris y otra marrón, para complicación de Ramiro que
remaba en ese momento.
En esta oportunidad recorrimos 20,4 km hasta llegar frente a
Pantanito, donde nos acomodamos en "Punta Tambur", una cabañita
propiedad de un amigo de Rodrigo, que nos resultó un lugar ideal
para descansar durante dos días..
DÍA 8: UN VENDAVAL
Nuestro primer día de descanso. Fundamental para completar con éxito
el viaje, ya que cansa mucho luego de varias horas de flotar, remar
y pescar, parar para armar el campamento. Hay que descargar muchas
cosas de la balsa, armar la carpa, la mesa, preparar la comida. Y al
día siguiente desandar los pasos anteriores para dejar todo
acomodado sobre la balsa. Cuando logramos práctica sólo este paso
nos llevaba 45 minutos.
Ramiro improvisó un ancla con un pantalón de jean viejo al que
rellenó con y aprovechamos para recorrer la zona con la balsa
descargada. Con el ancla deteníamos la marcha . No tuvimos éxito
durante las tres horas que lo intentamos.
Cuando regresaba remando a la cabañita (Ramiro y Rodrigo ya estaban
a pie cerca de la costa), sin previo aviso se levantó un vendaval
que a duras penas me permitió llegar. Tuvimos que desarmar
apresuradamente una carpa que estuvo a punto de volar con las
ráfagas y nos guarecimos en la precaria construcción de madera.
Preparamos unos fideos con una espectacular salsa casera y a dormir.
DÍA 9: CIELO DESPEJADO
Segundo día de descanso. Comenzó con mucho viento, no tan fuerte
como el del día anterior pero persistente. Dormimos hasta bien
tarde, caminamos por la costa sin tocar la balsa, tuvimos pocos
piques por la tarde. Preparamos espectaculares tortas fritas en
grasa y nos relajamos para anticipar el último día de flotada.
Por la noche hubo calma total, con un cielo despejado que nos
permitió ver la Vía Láctea en todo su esplendor. Ah… y al ratoncito
que la noche anterior mordisqueó nuestros víveres le dejamos unos
señuelos. Lo bautizamos “Vicenzo”.
DÍA 10: UN ESPECTÁCULO TENEBROSO
Nos levantamos temprano y comprobamos que “Vicenzo” se entretuvo con
lo que le dejamos y no tocó nuestra comida. Bien. Cargamos todo por
última vez y nos dispusimos a hacer el último tramo de la flotada.
En total serían 27 km hasta la toma de agua de Picún Leufú. Este
tramo nos dio buena pesca desde la balsa, ya que paramos muy poco
debido a la distancia que teníamos que recorrer.
Fue una sorpresa cuando llegamos al límite normal del embalse de El
Chocón, el cual se encontraba retirado muchos kms. Era un cambio
abrupto entre la costa del río llena de sauces y arbustos que
habíamos disfrutado hasta entonces y lo que veíamos ahí: nada de
vegetación, sólo tierra y algún que otro resto de árbol muerto al
quedar sepultado bajo el agua cuando la represa inundó el antiguo
valle. Daba la sensación de una plaga que había fulminado la vida en
el lugar. El río discurría entre este paisaje y el agua comenzaba a
enturbiarse cada vez más, por lo que la pesca no nos resultó buena.
Pero llegar a la toma de agua no significaba el fin del viaje. La
camioneta había quedado en el punto de partida y era necesario ir a
buscarla, así que mientras Rodrigo y Ramiro se quedaron a desarmar
la balsa y acomodar los bultos, caminé hasta Picún Leufú. A los
pocos metros tuve la suerte se subir a una camioneta de EPEN que me
llevó hasta el pueblo, donde tomé un colectivo de línea hacia Piedra
del Aguila que me dejó en el desvío a Pichi Picún Leufú. Desde allí
caminé varios kilómetros hasta donde había dejado el vehículo para
luego regresar a buscar a mis amigos. Tuvimos que cargar todo de
noche en medio de otro vendaval impresionante, pero ya faltaba poco
para el regreso a casa. Como saldo de este maravilloso viaje de 104
kms quiero destacar el encanto agreste que tiene esta área. En mi
opinión es imprescindible conservarlo con el control adecuado y
evitar la construcción de nuevas represas. Hay un proyecto en
ciernes que pretende inundar gran parte de lo que queda del Limay
medio. A mi modo de ver las cosas el único beneficio para las
provincias de Río Negro y Neuquén va a ser poder darle más
electricidad a Buenos Aires… No puedo evitar pensar todos los
maravillosos sectores de río que nos perdimos al construir más
represas de las necesarias. También quiero poner énfasis en que hay
suficiente río para todos. No es necesario cercarlo y dejar entrar
sólo a los millonarios que puedan pagarlo. Es necesario un control
eficiente, denunciar al depredador y pensar que si matamos algo hoy
no lo vamos a tener para poder pescarlo mañana.
Técnicas de pesca: Utilizamos cañas de pesca Kunnan Imprezza
para líneas 6 y 7. Una antigua caña Fenwick para línea 8 y una caña
Rise Z para línea 4. En cuanto a líneas fueron de mucha utilidad las
de hundimiento, como la Cortland 444SL o la Teeny 200, también
usamos líneas de flote para pescar con moscas secas y para ninfear.
Las moscas utilizadas fueron: Streamers: Wooly Bugger, Matukas,
Rabbits, Zonkers, Fuzzy Wuzzy. Todas en anzuelos de tamaño 2 a 8.
Ninfas: Pheasant Tail, Montana Stone, Bitch Creek, Wooly Worm,
Hare’s Ear, Copper John en anzuelos 8 a 18. Secas: Elk Wing Caddis,
Dun, Irresistible Wulff, Ausable Wulff, Parachute Caddis, Chernobyl
Ant, Braided Butt Damsel Adult, en anzuelos 10 a 20.
Además utilizamos shots de magnesio para profundizar los líderes
cuando fuera necesario y pescando con ninfas fueron muy útiles los
indicadores de pique. Llevamos con nosotros material para poder atar
en el río las moscas que resultaron más efectivas.
Fuente: http://blogdelguiadepesca.wordpress.com/2009/01/16/prueba/
Consultas a: La Vaguada - Flyfishing, Outdoors &
Outfitters -
www.lavaguada.cl
-
contacto@lavaguada.cl
|