Pesca: Artículos, Notas, Historias y Reportajes.

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Chile se sumerge en sus ríos sin ley

 

 

     Resumen por:  Ricardo Ordoñez Diaz 

     Fotografías e imágenes: contacto@lvaguada.cl 

 

     Llevo pescando en total unos 38 años, por lo que soy testigo presencial y a ciencia cierta de cómo se ha ido deteriorando la pesca en las aguas del sur de Chile.  No quiero decir que esta sea mala, sólo que es peor de lo que era, y eso no es una especulación, es una verdad más grande que un continente. Ríos clásicos para la pesca que antaño eran extraordinariamente generosos, hoy son apenas la triste sombra de los recuerdos de una era de esplendor.  Para comprobar lo que digo, basta consultar a los pescadores más antiguos, cómo eran los ríos entre 1950 y 1980; seguro se van a sorprender con sus historias. También  puede revisar algunas de las cartillas de pesca que otorgaban el Servicio Nacional de Pesca en los años 1980 a 1990, o simplemente echar mano a la Guía de la Pesca Deportiva de Chile, publicada en 1960, la cual hace referencia a "la extraordinaria" pesca de los ríos de las regiones del Maule, Bío Bío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.

      Por desgracia, la pesca de truchas en los últimos 40 años ha llegado a un punto crítico en muchos de los ríos del sur de Chile, donde el colapso comenzó a manifestarse, primero por la disminución en el tamaño o las tallas de los ejemplares capturados, y posteriormente, fue el número de ejemplares que se capturaban lo que se desplomó. Hoy en día  el 65% de los ríos entre las regiones del Maule y  Los Ríos, simplemente "no tienen" pesca de truchas. En estos lugares, la pesca de truchas se ve limitada sólo a algunos ríos y lagos de la zona precordillera andina, mientras que los ríos mas golpeados o sobreexplotados, indudablemente son aquellos situados en el valle central de estas regiones.

      Las razones del profundo deterioro de la pesca en estos sectores son varias. Entre las que podemos enumerar se encuentran: 1) el cambio de uso de suelos y bosques nativos para actividades forestales, agrícolas y urbanos; 2) Extracción de agua para uso industrial; 3) Construcción de embalses y barreras como represas; 4) Contaminación por vertido de residuos líquidos industriales y domésticos; 5) Contaminación difusa por pesticidas; 5) Extracción de áridos desde el lecho de los ríos, 6) Obras viales sobre ríos sin planificación y mitigación de impactos ambientales; los que sumados al creciente número de pescadores que siguen practicando la pesca en los ríos como una actividad de "recolección" (pesca con muerte y sin devolución), el deterioro de la pesca de truchas no podía ser otra cosa, que la crónica de una muerte anunciada.   Lo peor de todo, es que muchas de estas faltas podrían haber sido minimizadas con un adecuado control por parte del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), entidad a cargo de la fiscalización de la ley de pesca recreativa, la que ha actuado evidentemente en forma más reactiva que proactivamente en la materia.

   

     Hasta antes del año 2008 no existía una ley de pesca recreativa, sino más bien, una norma orientada a la pesca deportiva, que proponía más deberes que derechos a la pescadores de la época: Pagar licencia, cumplir con los periodos de veda y regulaba la configuración de los equipos a utilizar para la pesca deportiva.  La creciente importancia de la pesca deportiva en la economía del turismo de los intereses especiales, así como una notoria baja en la calidad de la pesca de aquella época, gatilló las acciones para crear una ley que norme de forma adecuada esta actividad, esta vez ya no como una actividad deportiva, sino como "pesca recreativa".  De ahora en adelante, los ríos, lagos, así como las truchas y los salmones serian resguardados para fomentar el turismo y su economía asociada.  En abril del año 2008 se publicó en el Diario Oficial la Ley de Pesca Recreativa Nº 20.256, cuyo principal objetivo se sustenta en "fomentar la actividad de pesca recreativa", "conservar las especies hidrobiológicas y proteger su ecosistema", "fomentar las actividades económicas y turísticas asociadas a la pesca recreativa" y "fortalecer la participación regional".

     Entonces, si tenemos una ley que resguarda todo lo necesario para evitar el deterioro de la calidad de la pesca, para qué nos preocupamos, sólo se debe aplicar la ley y asunto arreglado. Por desgracia, esto se ha transformado literalmente en una UTOPÍA, ya que en la actualidad, en todo Chile hay miles de pescadores rompiendo las reglas, no sólo bajo los ilícitos de las normas de la ley  20.256, sino que además, generando verdaderos actos delictuales, los que se traducen en capturar y matar, tanto truchas como salmones dentro de los cursos de agua continental, sin ningún cuidado de los objetivos que se rescata en el espíritu de la Ley de Pesca Recreativa. ¿Falta de fiscalización? Evidentemente que "SI".

     Siempre que se tratan estos temas, las entidades gubernamentales sostienen que están realizando el trabajo en la medida de lo posible, ya que no existen recursos para concretar los objetivos de vigilancia que señala la Ley 20.256.  Curiosamente, en los últimos años, son muchas las entidades gubernamentales que han aumentado los recursos para mejorar la calidad de la pesca en las aguas del sur de Chile, pero la paradoja radica en que ha sido en este mismo periodo, precisamente, en donde la calidad de pesca más se ha deteriorado en estos cursos de agua. ¿Qué está ocurriendo que todo va de mal en peor ? ; ¿En qué estamos fallando? ; ¿Podemos recuperar lo perdido?.

 

     Para los pescadores, la definición de pesca deportiva o recreativa, no hace la diferencia. Igual estamos obligados a pagar sí o sí una licencia o permiso de pesca, y a cumplir con la norma.  El problema son aquellos que están fuera de la ley y que van acabando indiscriminadamente con los recursos, en desmedro de un turismo de alta calidad.  Ya no hablo como pescador, si no como un turista que no está dispuesto a gastar su dinero, en un lugar donde la pesca claramente no cumple con las expectativas.

     Es importante señalar que, en los últimos años, las actividades outdoor asociadas a ríos y lagos, han aumentado en forma dramática.  Actividades como el kayak, rafting, windsurf, surf, stand up paddle surfing ganan terreno con facilidad entre sus aficionados, pero sólo la pesca deportiva paga una licencia o permiso anual.  Justo o no, todas éstas están exentas o libres de pagos por licencias o permisos, aun cuando utilizan los mismos espacios físicos que los pescadores.

     ¿Por qué faltan recursos para fiscalizar la pesca ilegal, si los pescadores aportamos al fisco con recursos financieros para ello?

 

Estadística Venta Licencia de Pesca

 

 

       De acuerdo al cuadro anterior,  el año 2013 se vendieron en Chile  29.485, hasta llegar al año 2016 con una venta total de 46.151 licencias de pesca, o sea, que en 4 años las ventas de licencias se han incrementado 16.600 unidades, lo que equivale a un crecimiento del 56% en total.   Uno de los puntos mas importantes a destacar es la relevancia que ha tomado la venta de licencias de pesca a través de Internet, 31.733 unidades el año 2016, lo que representa a un 69% del total.

  

  

       Durante los años 2015, se extendieron 2.955  licencias para extranjeros, y el año 2016 las ventas alcanzan las 3.094 unidades sobre el total, lo que equivale a un 7% del total de las ventas.  El 93% corresponde a ventas de licencias para pescadores nacionales.

 

Ingresos Producto de la Venta de Licencia de Pesca

 

   

       Los ingresos fiscales por venta de licencia de pesca el año 2013 alcanzó la cifra de 204 millones de pesos.  El año 2014 alcanzó la suma de 288 millones de pesos.  El año 2015 la cifra se incrementó a 394 millones de pesos, mientras que el año 2016, alcanzó un record de 420 millones de pesos.

       En suma, durante los últimos 4 años, los pescadores hemos aportado con 1.305  millones de pesos al fisco por concepto de licencias y permisos de pesca, un valor cercano a los US$  2.000.000  por este concepto.

       Por la misma razón, es indignante conseguir respuestas que apuntan a la falta de recursos cuando pedimos más fiscalización, ya que los recursos los entregamos todos los años junto con el pago del permiso o licencia de pesca.

       El problema más grave, desde mi punto de vista, es la cantidad de dinero que el fisco deja de percibir, por no fiscalizar adecuada y oportunamente nuestros ríos y lagos.

 

Evasión en el Pago de Licencias y Permisos de pesca

       Según la publicación "FICHAS ÍCTICAS DE ESPECIES en Chile para la Pesca Recreativa" (ver documento), publicado por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura el año 2012, el universo estimado de pescadores recreativos en Chile es de aproximadamente 200 mil personas.

       Si somos 200 mil pescadores, tenemos una evasión en pagos de licencias y permisos de pesca, que alcanza a unos 153.849  personas.  Ello implica que sólo el 23% de los pescadores cumplen con obtener y pagar el documento que le permite ejercer la actividad libremente y dentro de los marcos de la ley en Chile.  Financieramente es un desastre, ya que el fisco pierde cada año más de 1.100 millones de pesos por concepto de evasión en el pago por licencias de pesca. 

 
  

       Si el año 2012 existían unos 200 mil pescadores en Chile,  y esos se mantuvieron en el tiempo hasta la actualidad (año 2016), los ingresos que debía percibir el fisco por este concepto sería un total de 5.913 millones en el periodo 2013/2016, o sea, unos 4.608 millones más de los que efectivamente fue recaudado, según los datos de venta de licencias y permisos de pesca.

       Dejar de fiscalizar o hacer poca fiscalización de los ríos y lagos genera una serie de vicios que repercuten directamente en la calidad de la pesca (menor cantidad de peces), y por lo mismo, repercute en la industria del turismo de los intereses especiales, pero también repercute fuertemente en los ingresos que percibe el fisco por concepto de licencias y permisos.

       Cada año que se deja pasar sin control por parte de la autoridad, se desperdician más de 1.305 millones de pesos, y se pierden otros 4.608 millones, simplemente por falta de gestión y control que están garantizados en la ley   20.256.

       Nuestros vecinos de Argentina han entendido a cabalidad el costo/beneficio que implica realizar inspecciones a los pescadores de forma periódica en sus ríos y lagos.  Sólo la provincia de Neuquén cuenta con 56 Inspectores de Pesca Deportiva con dedicación exclusiva.  Mientras que en Chile, el Servicio Nacional de Pesca, no tiene ningún inspector con dedicación exclusiva para la Pesca Recreativa, y sus fiscalizaciones son aleatorias y muy esporádicas. Por otro lado, es cierto que existen inspectores ad honores, pero claramente este modelo no está funcionando para detener la pesca ilegal, la que cada año se vuelve más y más violenta.  Basta recordar el ataque que sufriera el guía de pesca e inspector ad honores hace 8 años, Patricio Salas en la zona del río Allipen, en la región de la Araucanía, instancia donde fue golpeado por pescadores furtivos, dejándolo en estado grave y con un alto grado de invalidez.

       Sin un adecuado trabajo de fiscalización, será muy difícil salvar las buenas aguas de pesca que aún tenemos en el sur de Chile, y claramente será imposible rescatar esas otras aguas donde la pesca ha decaído al punto que no tienen la menor importancia como destino de pesca para el turismo.

  

       Los pescadores tenemos derecho a exigir mayores controles, ya que al momento de pagar la licencia de pesca, nos comprometemos a cumplir la norma, pero por sobre todo, nos ganamos el derecho a pedir que se fiscalice y que seamos fiscalizados todos los días del año.

       No cumplir con las normas de la ley  20.256 transforma a las personas en infractores,  y los pescadores que pagamos nuestra licencia o permiso, en función de un bien superior, ya no queremos más delincuentes en nuestros ríos,  recursos para ello los hay, y pedimos que no se pierdan por la falta de gestión.

 

¡¡ Cada día que pasa sin hacer inspección y fiscalizaciones, es un día donde se pierden más y más recursos !!

 

 

 

 

 
 

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