La acción de devolver los peces a su entorno, una vez capturados, puede
parecer una actitud incomprensible para algunas personas, para otros más
conservadores una moda venida del país del norte y para otros representa la
verdadera actitud deportiva tras el pescador.
El los últimos años, el catch & release ha incrementado de manera
significativa el número de sus defensores, que son los seguidores de la
pesca con devolución. Aún cuando debo precisar, que en nuestro país éstos
alcanzan un número poco significativo, comparado con el total de los
pescadores que se desplazan en los ríos y lagos de nuestro territorio
nacional. Por otra parte, es muy importante destacar que esta modalidad, la
pesca con devolución, no es propia de los pescadores que practican sólo
pesca con mosca. Para sorpresa de muchos, existe un buen número de
pescadores de spinning que practican la pesca con devolución, de eso puedo
dar fe, ya que conozco a varios de estos pescadores, que en una actitud muy
loable, han balanceado su equipo con el propósito de lastimar lo menos
posible a los peces una vez capturados. Aún cuando parezca una paradoja,
tarde o temprano todo pescador “deportista bien nacido”, se verá enfrentado
a la acción de devolver una trucha al agua; para ello, sólo basta con
cumplir de conciencia y de acción la actual normativa legal vigente, la que
señala que no se podrán extraer mas de tres piezas por excursión y ninguna
menor a 30 centímetros, todas las demás han de ser devueltas a su entorno.
De los otros pescadores, no me he de referir, ya que en la normativa
también existen sanciones para ellos y sólo bastaría con realizar los
debidos esfuerzos para fiscalizar y hacer cumplir la Ley.
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Nota :
En esta
fotografía que data de mediados de 1950, don Carlos A. de Peña nos
muestra el resultado de una jornada habitual de pesca en la laguna del
Maule, cercana a Talca en la zona central de Chile. |
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¿ Porqué o
para qué devolver las truchas a su entorno ?
No existe una única respuesta a esta pregunta, cada pescador que ha optado
por la pesca con devolución, tiene sus propias razones y seguramente posee
fuertes y poderosos argumentos para ello.
Hacia los años 1950 y 1970, nuestro país era
poseedor de una buena carga de salmonideos en agua limpias y prístinas, las que se extendían desde la zona
central y hasta el extremo austral de nuestro territorio. La fragilidad
de nuestro entorno, azotado durante mas de medio siglo por el crecimiento
industrial sin control, el cual terminó arrojando sus desechos y el de
nuestras poblaciones humanas a los delicados entornos que guardan nuestros
ríos y lagos del país; la acción de los pesticidas y químicos de la minería;
la erosión de los suelos y la deforestación; la contaminación natural y una
inapropiada intervención del hombre en algunos de nuestros mas importantes
ríos reproductores de truchas, como río Pescado, sumado a un explosivo
incremento en el número de pescadores incapaces de visualizar los resultados
de la extracción de peces a destajo, han deteriorado gravemente la población
de salmonideos de nuestro país, sufriendo un duro revés en la carga y
herencia genética de nuestros ríos y lagos. Este no es un mal exclusivo de
nuestro país, de hecho, estos síntomas están presentes en cada lugar donde
existan salmonideos en el mundo. Como una manera de mitigar nuestra
intervención desmedida en ríos y lagos, surge el catch & release o pesca con
devolución, intentando recuperar un entorno que a futuro cuente con la mejor
clase de pesca en un ambiente natural con truchas salvajes o truchas
asilvestradas, como es el caso de nuestro país.
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Para que una trucha llegue a su estado de completa madurez, han de
transcurrir entre 4 a 6 años de su vida, y sólo en este momento su herencia
genética se convertirá en un aporte importante al medio. Muchas truchas
menores podrán lograr desoves, pero con un mínimo impacto en este aporte
genético.
Por otro lado, los alevines que nacen de desoves de truchas sanas en estado
asilvestrado poseen una tasa de mortalidad muy alta. Recientes
investigaciones sobre este tema han demostrado que de una producción de
900.000 huevos, a los tres meses de vida, sólo han logrado sobrevivir
500.000 peces, los que a los seis meses de edad se han reducido a unas 7.500
truchas.
Al término del primer año de vida sólo han de quedar unas 4.500
truchas. Entre el primer año y el tercer año de vida, existen tasas de
mortalidad estimadas en un 50% anual. Entre el tercer y el octavo año de
vida la mortalidad decrece a la tasa de un 35% por año, reduciéndose a sólo
unas 1.400 truchas con aportes genéticos de importancia al momento del
desove. Estas últimas sobrevivientes del “proceso de selección natural”,
están en constante peligro de ser capturadas por pescadores con el propósito
de consumir su carne.
Esta gráfica muestra un destino poco alentador, para
que se cumpla el anhelado sueño de volver a observar grandes truchas
alimentándose en la superficie de arroyos con pequeños insectos durante
largos periodos del día, se requiere de nuestro propio sacrificio. Para
lograr este objetivo debemos estar dispuestos renunciar a matar, a la vez,
comprometernos para trabajar con el propósito de lograr regulaciones acordes
a este objetivo. Quizás para muchas personas estas sean medidas extremas,
ya que hoy, sólo bastaría con viajar más al sur para obtener una buena
pesca. Pero que sucederá cuando ya no exista un lugar más al sur donde
viajar. He aquí su trascendencia, he ahí la lógica y esencia de la pesca
con devolución o catch & release.
Matar o no
matar
En muchos casos la clavada del anzuelo determinará si un pez debe ser
devuelto a su entorno o en su defecto sacrificado. No será necesario
explicar porque la utilización de un anzuelo, como es el caso de la mayoría
de nuestros patrones de moscas, será preferible a otro que cuenta con tres
anzuelos, como es el caso de los spinners, que poseen una araña con tres
púas, siendo éste el de menor riesgo en su género, comparado con caimanes y
terribles que son poseedores de un balancín con el cual pueden llegar a
sumar un total de nueve anzuelos, los cuales conducen a una muerte segura a
cualquier pez que sea atrapado con éstos.
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Anzuelos clavados de manera profunda en las zonas vitales de los peces,
entendiendo por estas los ojos y las agallas, cuentan con una alta
probabilidad de provocar la muerte de los mismos. En cuyo caso será
aconsejable analizar la posibilidad de dar muerte al ejemplar, con el sólo
propósito de mitigar una larga agonía, por un periodo nada fácil de
determinar. Nótese que me he referido a “clavadas profundas”, donde la
extracción del anzuelo haga daño irreversible, ya que otras clavadas
superficiales en estas mismas zonas vitales, darán la posibilidad de revivir
al pez para su liberación.
Si el pez se ha tragado el anzuelo completamente, lo aconsejable será cortar
la línea ( nylon, leader o tippet ), revivir al animal y dar pronta
liberación al mismo. Se sorprendería de la increíble capacidad que tienen
los peces para liberarse de cuerpos extraños desde sus fauces o vivir en
forma totalmente normal, sanos y activos, con estos elementos incrustados en
sus sistema digestivo. En una jornada de pesca en la zona de Llifén,
capturamos una arcoiris que arrastraba cerca de dos metros de nylon
salientes de sus fauces. Difícil es determinar cuento tiempo la malograda
trucha arrastraba este desagradable nylon. Este se encontraba sujeto a sus
fauces por medio de un anzuelo que llevaba clavado en un sector imposible
de divisar y por lo tanto imposible de quitárselo, pese a ello la trucha se
encontraba en óptimas condiciones. La decisión final fue cortar la línea al
interior de su boca para luego ser liberada. La pequeña amiga, ahora libre
de lastres, se alejó nadando raudamente a lo profundo de un pozón.
Si el pez muestra claros síntomas de enfermedad por visibles malformaciones
o parásitos, lo más prudente será darle muerte y enterrar a cierta
profundidad sus restos para que no sean devorados por otros animales, que
puedan propagar dicha enfermedad a otros sectores. Con este proceder, usted
evitará contagiar a sus congéneres sanos del sector y colaborará con la
conservación y mejora de la calidad genética de los mismos.
Peces sanos con clavadas limpias, no necesitan de ningún análisis para
devolverlos a su medio en forma inmediata, tan sólo procurando una adecuada
manipulación de los mismos y que es la que se aconseja a continuación.
Técnicas
de catch & release – liberando una trucha
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No
prolongue la pelea con el pez más tiempo del que sea necesario. Mientras
mas energía gaste el pez en esta lucha, más costará reanimarlo para su
liberación. Para reducir estos minutos, se recomienda que utilice leaders
y tippets fuertes y resistente.
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Toda vez
que manipule a un pez, recuerde mantener sus manos húmedas, sumergiéndolas
en el agua. De esta manera evitará producir daños en su lino o
dermis protector, la cual puede ser removida con las manos secas,
aumentando el riesgo de que una vez liberado el pez contraiga hongos.
Estos hongos pueden matar eventualmente a los peces.
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No arrastre
contra la corriente a un pez con las mandíbulas abiertas, ya que éste
podría tragar un exceso de agua que le podría provocar la muerte. Las
truchas no sólo viven en el agua, sino que además toman de ésta en la
justa medida para hidratar sus cuerpos.
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Cuando
manipule a un pez, trate de no hacerlo sujetándolo por las agallas,
ya que estos órganos le ayudan a respirar y son extremadamente sensibles.
Si éstas comienzan a sangrar en forma excesiva el pez no podrá sobrevivir.
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Los peces
están cubierto de un lino o dermis protector muy resbaloso para nuestras
manos. Cuando tenga entre sus manos a un pez, trate de no apretarlo con
mucha fuerza por la sólo razón de que se le resbala. Su cuerpo es muy
delicado y nuestras manos más fuertes de lo que parecen.
Al
manipularlo sosténgalo suavemente por el estomago, justo por delante de
sus aletas abdominales. Lo recomendable será cogerlo de donde
comienza su aleta caudal, apoyando la cabeza del pez en su otra mano, si
su intención es fotografiarlo.
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Cuando tome
una o más fotografías del pez, trate de hacerlo a nivel de la superficie,
exponiéndolo el menor tiempo posible fuera del agua y no prolongue su
sesión fotográfica más que lo estrictamente necesario.
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La
liberación debe ser suave y jamás lanzando el pez al agua. Previo a
la liberación trate de reanimarlo, para que sea el propio pez el que se
aleje nadando de sus manos.
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Utilice una
red o chinguillo si fuera necesario. Estos elementos son de
importancia cuando la pesca se realiza embarcado. La red o
chinguillo se utiliza con el propósito de manipular al pez a un costado
del bote o embarcación, siempre en el agua, procurando que éste jamás sea
depositado al interior de la embarcación. El roce con la superficie
de la embarcación podría dañar su lino o dermis protector.
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Al retirar
una mosca (anzuelo) de la boca o quijada de un pez, hágalo siempre
mientras éste se encuentre en el agua. Cuando estos se encuentran
incrustados en un lugar donde no puedan ser retirados con los dedos,
utilice una tijera o alicate de fórceps.
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Cuando
retire un anzuelo de la quijada de un pez, voltéelo boca arriba.
En esta posición el pez perderá
movilidad y le será mucho más fácil su manipulación.
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No cubra
los ojos del pez cuando lo este manipulando. Estos son parte de sus
órganos vitales, fáciles de dañar, y le puedo asegurar que estando con los
ojos tapados, éste no se sentirá más tranquilo.
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Al revivir
a los peces, hágalo en una correntada ligera, apuntando la cabeza de éstos
en dirección al agua que viene por el río. En esta posición, el pez
podrá tomar de mejor manera el oxigeno que viene en el agua. Jamás
realice la reanimación de un pez en una correntada fuerte.
“El
cambio es la ley de vida, y aquellos que sólo miren el pasado y el presente,
corren el riesgo de perder el futuro”. Comenzar en la práctica de la pesca
sin muerte no es una tarea fácil, se requiere de mucho valor, convicción,
fuerza de voluntad y más importante aún, total convencimiento de que este
esfuerzo valdrá la pena. El primer paso es el que mas cuenta y con él
abras comenzado a cambiar el futuro de nuestra pesca y el de las
generaciones venideras.
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