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Escrito
por: Jorge López Basavilbaso -
jclopezbasavilbaso(at)yahoo.com.ar |
Fotos e Imágenes:
Marcelo Aranda |
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Un cóctel de organización, travesía, encuentros, largos campamentos
lejos de la civilización, excelente cocina, camaradería, anécdotas y
buena pesca. Todo protagonizado por experimentados amigos chilenos y
argentinos, entre los cuales algunos ya habían compartido vivencias
similares lo que generó reencuentros con ampliación del número de
participantes.
Durante los seis días de pesca que compartieron 4 amigos en una
ocasión anterior, entre los que se encontraban Marcelo Aranda de
Ushuaia y Juan Manuel "Peyo" Barraza de Punta Arenas, las
interminables charlas después de las cenas fueron creando el
irrefrenable deseo de compartir una nueva y mayor aventura. Peyo
explicaba la pesca en la Isla Riesco (comuna de Río Verde, Región de
Magallanes), los magníficos cohos que allí se capturan, el entorno
salvaje y majestuoso donde se acampa.
Serían de la partida el inseparable compañero de pesca de Marcelo,
Jorge Quinteros, también de Ushuaia y los amigos chilenos, el ya
mencionado Juan Manuel, su hermano Leonardo y Juan Francisco
“Pancho” Ortiz. Contarían con la visita de otros amigos chilenos
Preparando Equipos
La organización tenía en cuenta que el verano había quedado atrás.
Esto implica mucho abrigo y buen equipo. En la Toyota 4Runner de
Jorge llevarían como equipo un grupo electrógeno de 1.500 W., carpa
comedor (al estar tan cerca del mar las lluvias son frecuentes)
carpa amplia para dormir, catres para estar bien aislados del piso,
bolsas de dormir de puro duvet y toda la indumentaria necesaria.
Este punto lo consideraron muy importante, se necesita ropa de
características técnicas especiales, pues es lo único que los
mantiene secos y confortables. Juan Manuel iría en su camioneta
gigante Dodge Ram, la que oficiaría de burro de carga.
Pescarían en el Río Grande, donde programaron el campamento. No hay
absolutamente nada de nada. Es sólo bosque, mar, montañas y el río,
por lo que se abastecerían de todo en Punta Arenas.
No es sencillo armar una salida de pesca en donde el lugar de acampe
estará lejos de todo. Gracias a la experiencia de Jorge y Marcelo de
tantos años de salidas, sabían qué hacer y cómo. Juan Manuel cuenta
con mucha experiencia de acampe por todas las actividades al aire
libre que practica, y Leo y Pancho cocinan muy bien.
Armaron listados de equipos de rescate por posibles encajadas,
comunicación entre las camionetas con radios, equipos de pesca,
todos los víveres y bebidas necesarios para una estadía de
aproximadamente 10 días, e incluso más.
Los de Ushuaia prepararon equipos mosqueros compuestos por cañas de
una mano marca Sage, modeloTCR para línea 8 y Scott modelo SST (saltwater)
para línea 6. De dos manos marca Sage modelo TCR para línea 8 de 12’
3” reels marca Hardy y Redington. Líneas de flote, intermedias y
sinking tip. No llevaron shooting, pues los tiros en estos lugares
no requieren ser muy largos. Las moscas que más llevaron y
finalmente usaron fueron las clásicas salmoneras (aumentándoles el
brillo) y con lastre, para que bajen lo más posible en el menor
tiempo.
Comienza el Viaje
Llegó el día y salieron. La primera parte fue: Ushuaia/Tolhuin 110
Km., Tolhuin/Río Grande 112 Km., Río Grande/San Sebastián 80 Km.
donde hicieron los trámites de Aduana Argentina-Chile. Luego San
Sebastián/Onaisin 46 Km., Onaisin/Cerro Sombrero 66 Km., Cerro
Sombrero/Cruce barcaza en Puerto Espora, Estrecho de
Magallanes/Primera Angostura 40 Km. Las barcazas son muy cómodas y
seguras, tipo roll on/roll off., aproximadamente 30 minutos de
navegación. Cruce barcaza/Pta. Arenas 126 Km.
Estado de Caminos: La ruta 3 hasta San Sebastián (Arg.)
asfaltada San Sebastián hasta Cerro Sombrero (Chile) ripio en buen
estado. Manejo con mucha precaución. Muchas curvas y contracurvas.
Es un camino para vehículos petroleros y estancieros. Velocidad
promedio 70km/h. Si llueve se pone muy pesado por barro. Aconsejable
4x4.
A partir del pueblo Cerro Sombrero comienza el asfalto hasta Punta
Arenas en excelente estado (Ruta 255). Combustible en Cerro Sombrero
y después del cruce. No es necesario transportar bidones.
En Punta Arenas: Llegando a Punta Arenas se alojaron en
un simpático hostal -ya reservado- y se encontraron, según lo
previsto, con Juan Manuel. Fueron a un supermercado gigante a hacer
las compras. Llenaron tres carros y acomodaron todo en “el tanque”,
la camioneta de Peyo. Compraron mucho y de todo. Carne vacuna
(cortes no muy conocidos para los argentinos. Todo lo que no tiene
hueso es “pulpa”), pollo y cordero. Vegetales frescos, las papas
exquisitas, hay una increíble variedad. Mucha fruta y una enorme
cantidad de mariscos enlatados para las picadas. Fiambres/cecinas de
todo tipo, huevos y panceta/tocino para los desayunos. Pan con grasa
(de campo) para que dure. Arroz y fideos.
Las bebidas: Una caja de Pisco Alto de Carmen (12 botellas,)
harto/gran cantidad de vinos tintos y blancos. Gaseosas. Jugo de
limón de pica y "azúcar flor" (impalpable) para hacer pisco sour y
dos botellas de leche.
Segunda Etapa
Al día siguiente, bien temprano, partieron hacia el norte de Pta.
Arenas, por la Ruta 9 que va hacia Pto. Natales. Todo ripio en buen
estado. Un desvío hacia el Canal Fitz Roy.
En el continente está la Estancia Río Verde y un hotel. Allí se
efectúa el cruce en una barcaza comprada por los dueños de los
campos/fundos para su transporte, pero es servicio público (pago).
Allí es el último lugar con señal de telefonía.
Una vez realizado el cruce del Canal Fitz Roy, tomaron hacia el sur
costeando el Seno Otway recorriendo un camino de ripio en muy buen
estado, paralelo al mar por unos 50 Km.
El paisaje del camino es indescriptible, bellísimo. Cada tanto
paraban para recoger leña de la costa, pues es la más seca y que
hace mejor brasa.
Finalmente llegaron al río de destino. Lo encontraron tal cual lo
imaginaron de acuerdo a la descripción de Juan Manuel. Aguas de un
color té, parecido al Río Irigoyen, del sector argentino de la
Tierra del Fuego en su parte noreste y que desemboca en el
Atlántico, pero con mucho más caudal e infinidad de troncos y palos
en su cauce. Esto hace que pescarlo con mosca se complique mucho,
pues el coho está siempre bien hondo y debajo de los palos. Algunos
del grupo habían decidido mantener sus prácticas históricas y
llevaron equipos de spinning y cucharas voladoras.
Instalados:
La Isla Riesco,
es una zona con cierto parecido con los highlands de Escocia, y está
expuesta a toda la furia de los elementos que llegan del Pacífico.
Alberga algunas grandes estancias, y recorrerla íntegramente es algo
complicado por los caminos.
Encontraron un buen lugar para acampar. A metros del río y un tanto
expuestos al viento, pero era lo más seco que vieron en las
inmediaciones.
Llevó prácticamente lo que quedaba del día armar semejante circo.
Esa noche, Jorge cocinó unas exquisitas papas con carne que
devoraron y por supuesto, muy bien regadas. Ya más relajados y
disfrutando del fogón y unas piscolas lo bombardearon a Juan Manuel
con preguntas sobre la pesca en el lugar. ¡¡Se aproximaba la pesca!!
La intención era levantarse temprano para aprovechar las primeras
horas de luz para pescar. Generalmente, esas horas son muy
rendidoras en casi todos los ambientes de pesca de salmónidos.
No contaban con que las tertulias post cena iban a ser tan largas,
ni que en las mañanas, casi siempre, se encontrarían con una niebla
intensa producto de la proximidad al mar, ni el frío que hace en esa
región a primera hora.
Todo ello provocaba que arrancaran, como muy temprano, tipo 11 de la
mañana. Lógicamente, el almuerzo se iba retrasando y así también la
cena, creándose un círculo en el cual ya no le daban importancia al
horario
Pescando:
El primer pique fue
para Marcelo. Un pozón muy cerca del puente, con buena correntada.
Con una mosca de color chartreuse con bastante brillo, lastrada y
atada en anzuelo salmonero bien robusto. Tippet de 20 lb. de
resistencia, marca Máxima. La pelea fue intensa, no corrió mucho,
tampoco saltó pero no se dejaba acercar a la orilla.
Luego de
aproximadamente unos 20 minutos, fue doblegado y acercado para la
foto. Un extraordinario macho que le calcularon unos 11 Kg. (terminó
siendo la pieza más grande pescada en toda la excursión).
Tres días después de
la llegada y armado del campamento, Leo y Pancho llegaron desde Pta.
Arenas y en el vehículo de Leo, una Nissan Pathfinder muy bien
puesta. Tenían lista su ubicación en la carpa de Peyo
En el campamento, Marcelo pensaba experimentar la posibilidad de
pescar algún salmón con equipo de spinning.
Tuvieron el acierto de armar las carpas justo frente a una hermosa
corredera que prometía mucho y la dejaban siempre para cuando
regresaban a última hora.
Intentando darse el gusto con cuchara, Marcelo se encontraba con una
caña de spinning en sus manos después de muchos años que no empuñaba
una, pretendiendo un tiro decoroso, cuando de improviso se acercaron
cuatro pescadores con pinta de extranjeros.
Visitantes:
Saludaron y las visitas contestaron en inglés. Marcelo notó que uno
de ellos observaba su caña; él la suya: Vio que tenía una de bambú.
Le consultó sobre su caña y éste le respondió con detalle que es
para pescar con mosca, que es de bambú, que le cuesta mucho tirar,
que el bambú esto y aquello. Marcelo se animó y le pidió por favor
que se la prestara para hacer un tiro y le fue entregada con cierto
recelo. Observó que era una caña #7 y tenía una línea de flote. Se
sintió observado, especialmente por los recientemente llegados.
Deseó hacer un buen cast, sacó bastante línea del reel y comenzó con
falsos cast para tantear la acción de la caña. Cuando creyó haberla
interpretado, realizó tres falsos cast con doble haul y allá fue la
mosca, cruzando todo el río para depositarse en la costa de
enfrente. Hizo ese sólo tiro, sin pique, pero el dueño de la caña
comenzó a aplaudir y lo siguieron los restantes.
Luego de la sorpresa les comentó que es guía, que pesca con mosca
desde hace más de 30 años y que justo en ese momento, por
casualidad, estaba con un equipo de spinning.
Estos pescadores resultaron ser suecos y tenían su campamento muy
próximo.
Inmediatamente, surgió la idea de invitarlos a cenar -tenían un
cordero para esa noche-. Entre costillas doradas y buen Malbec,
resultaron ser amigos de un excelente amigo de Marcelo, Adrián
Domines, también sueco, que suele pescar en la Tierra del Fuego
chilena y argentina, también en la Provincia de Santa Cruz, en zonas
cercanas al Lodge “Las Buitreras”, en el Río Gallegos y el Lago
Strobel donde Loop (empresa sueca) tiene operaciones de pesca.
Continúa la Pesca Al día siguiente, por razones obvias, salieron muy
tarde a pescar. Jorge intentó todo el día con su equipo de mosca sin
resultados positivos.
Juan Manuel capturó un lindo ejemplar.
No sólo es pescar cuando uno está de campamento. También hay que
saber disfrutar del entorno y como estarían varios días, decidieron
recorrer el lugar, estudiando el río y relajándose un poco en el
campamento.
Una cosa que notaron es que en este río no vieron ni pescaron
ninguna trucha. Tal vez no sería el momento. Tienen conocimiento que
entran las steelhead, pues Juan Manuel los invitó al Club de Pesca y
Caza de la ciudad de Punta Arenas (es miembro de la Comisión) y allí
tuvieron oportunidad de charlar con varios pescadores que les
contaron sobre las hermosas piezas que capturaron en el Grande.
Vieron las fotos que lo prueban. Marcelo calculó ejemplares de entre
5 y 8 Kg. Tuvieron varias capturas más y muchas perdidas.
Leo tuvo un pique muy bueno que le cortó el nylon. Lo consideraron
en un tamaño similar al primero que consiguió Marcelo. Estos
salmones son muy astutos. En cuanto sienten que fueron pinchados,
inmediatamente buscan los palos o raigones para liberarse y ¡la
verdad que lo consiguen!
Alimentación y Tertulias Recuerdan que durante
el campamento Leo se despachó con una cazuela (el puchero argentino)
que no le faltó nada. Pancho hizo un pollo al disco con ingredientes
“secretos” inolvidable y en general se dedicó más a la cocina que a
la pesca. Otro amigo preparó un caldillo de mariscos frescos que
trajo expresamente para convidarles y resultó espectacular. Marcelo
asados y Jorge Quinteros sus papas con carne, que le salen bárbaras.
Se habló mucho sobre la situación económica de ambos países y su
futuro inmediato. Los pro y contra de ambas presidentas.
Les llamó mucho la atención la Ley de Jubilación en la Provincia de
Tierra del Fuego donde se jubilan muy jóvenes y con buenos haberes
previsionales.
Jorge y Marcelo bombardearon a los demás con preguntas sobre todos
los lugares de pesca que tienen, que son interminables. Con tantas
islas en la zona Magallánica, todo río que desemboca al mar tiene
salmones y hay lugares donde no va nadie pues el acceso es
únicamente por mar. Le pidieron a Juan Manuel que tratara de
organizar alguna expedición a esos lugares vírgenes.
El humor siempre presente y después de un par de piscolas, se suelta
la lengua y viene una catarata de chistes y anécdotas. Realmente los
chilenos son muy alegres y divertidos Los días fueron
transcurriendo. Recibieron muchas visitas de amigos de Juan Manuel
que son habitués de este pesquero y tuvieron varias oportunidades de
poder disfrutar de sus comidas típicas.
Cabe destacar que todos los amigos que los visitaban querían
cocinar, cada uno su especialidad. Los fines de semana está muy
concurrido. Muchos pescadores de Punta Arenas prefieren este lugar
para practicar la pesca, pocos con mosca, y lo que es digno de
destacar es lo limpio que se encuentran todos los lugares de
camping. Estas tierras privadas son de libre acceso pero se nota
como las quieren y protegen.
Más Visitas
Una
de las visitas que tuvieron fue un grupo de unos cinco muchachos,
todos amigos de Punta Arenas y pescadores. Los habían visto llegar
por la tarde y armaron un campamento en las cercanías. Después de la
cena y ya noche cerrada -con las guirnaldas de luces y el grupo no
había problema- se acercan
para charlar un rato. Los anfitriones pusieron carne para picar en
el fogón y comenzó una divertida ronda de cuentos e intercambio de
información sobre la pesca en Chile y en Argentina.
Así fue transcurriendo la noche y las piscolas. Marcelo estaba
realmente cansado y tipo 3.00 AM se fue a dormir. Ellos siguieron
charlando. Se despertó sobresaltado pues escuchó unos gritos que los
llamaban. Compartía la carpa con Jorge Quinteros que estaba como en
otro mundo. Aún de noche, miró la hora, eran las 7,30 AM. Se abrigó
y salió de la carpa para ver qué pasaba y se encontró con la
sorpresa que eran las visitas que desde las 4,30 hs. estaban dando
vueltas tratando de encontrar su campamento. Les indicó, como pudo,
la dirección que debían tomar. A la noche siguiente se volvieron a
encontrar y muy agradecidos le dijeron que pudieron encontrar sus
carpas. Habían rumbeado justo para el lado equivocado.
Después de 10 días de campamento el grupo decidió volver a la
civilización. Por suerte el clima colaboró cuando desarmaron el
campamento y guardaron todo bien seco.
Fueron a Punta Arenas, donde tenían reserva de alojamiento en el
mismo hostal. Disfrutaron el placer de tomar una ducha larga y bien
caliente después de tener que lavarse solamente con un balde. ¡Ni
qué decir de dormir en un sommier!
Ya con ropa limpia, sin olor a humo y bien dormidos, hicieron las
últimas compras de rigor y emprendieron el regreso a Ushuaia.
Por supuesto tendrán tiempo más que suficiente para programar nuevas
salidas a otros recónditos y hermosos lugares que sólo la Patagonia
les ofrece.
Consultas a: La Vaguada - Flyfishing, Outdoors &
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