No
podría decir con exactitud la totalidad de pesqueros que
componen esta porción del Paraná, pero si mencionar los
que más he pescado en distintas oportunidades y si bien,
como todos sabemos, la pesca varía por diferentes
circunstancias en determinadas ciudades y lugares de
influencia, podría decir que cuanto más arriba
geográficamente, por lo general, la regla sería: menores
posibilidades de capturas cuantiosas y mayores tamaños.
La porción más baja de los lugares pescados
habitualmente suele ser más rendidora en cantidad de
piques y los tamaños se reducen.
Es notable como a veces cambian los parámetros, sobre
todo luego de épocas de crecidas importantes cuando en
todo su curso el Paraná entrega más cantidad y mejores
portes, incluyendo el bajo Paraná y llegando hasta el
Río de la Plata.
Pero volviendo a los pesqueros de las ciudades de los
que tengo mayor conocimiento puedo mencionar de norte a
sur: Bella Vista, Santa Lucia, Lavalle, Goya y Esquina
(dentro de la Provincia de Corrientes) y La Paz, Santa
Elena y Piedras Blancas (provincia de Entre Ríos).
Esquina es uno de mis puntos favoritos, no solo por sus
servicios completos, una gastronomía que abarca
diferentes niveles adquisitivos y paseos para todos los
gustos, sino también por su buena pesca habitual y
también por la ventaja que tiene para ella el hecho del
inmediato acceso no solo al Paraná sino al “delta” del
Río Corriente hacia el norte y al del Río Guayquiraró
(límite con la Provincia de Entre Ríos) hacia el sur.
En esta oportunidad, contando con la invitación de un
reconocido Lodge, un restobar con atención impecable y
también un restaurante en la costanera que, además,
tiene la particularidad de ser prácticamente un museo
recostado en las paredes de sus salones.
Relevamos Esquina junto a Luciano, un ex alumno a quien
enseñé parte de la pesca incorporado al equipo hace más
de 10 años y contamos nuevamente con la compañía de
Jorge, el que ingresó hace un año pero de quien puedo
decir venimos pescando alternadamente juntos hace casi
20. Además es un colega amigo con muchos años de
experiencia en la pesca con mosca y también educador en
el estilo como lo fui hace ya un tiempo.
El pronóstico meteorológico no era nada bueno pero
debido a las dificultades de coordinación de tiempos
disponibles del Lodge, los nuestros propios y ante la
amenaza climática, se produjo que consensuadamente
eligiéramos jugarnos con el viaje en situación de
probabilidades de soportar lluvias en una época del año
en que suele hacer frio.
La gente del confortable Lodge nos recibió una tarde que
se convertía en noche, bastante avanzado el mes de
junio, tras un rápido viaje pese a los 610 Km. que
separan Buenos Aires de Esquina.
Teníamos todos los desayunos, viandas de mediodía y
cenas programadas, por lo que luego de instalarnos,
armamos equipos para el siguiente día con la misión de
no perder tiempo, al ser cortos las jornadas en
invierno, nos fuimos a cenar al Restobar (maravillosas
pizzas) del amigo, José María López en el Centro.
Tras el descanso nocturno vino un completo desayuno y
luego nos encontramos en el río con uno de los
propietarios del Lodge y guía de lujo en esta
oportunidad, Ariel Charles.
Él nos sugirió comenzar sobre el rio Paraná con morenas
grandes o mamachas probando la pesca anclada o sujeta a
atadura sobre algún árbol caído en el río, cosa de
esperar al levante de temperatura posterior apto para
usar artificiales.
El dominio de esta técnica con carnada grande y también
un poco la suerte me permitió una sucesión de 4 piques
convertidos en capturas y devoluciones de dorados más
bien de escaso porte, cuya lucha se veía magnificada al
deber reducirlos con una fuerte corriente en contra.
Jorge al mismo tiempo hacía intentos con mosca sin
resultados y Luciano tuvo un par de piques con carnada,
los que no pudo concretar en el momento.
Nos movimos a Riachos internos, como quien dice,
entrando en el delta sureño que se forma entre los ríos
Paraná y Corriente.
Afectado en un tendón del brazo dejé mi lugar mosquero
para ser utilizado por los compañeros, quienes
comenzaron a ver respuestas en la modalidad.
El río estaba en creciente y en algunos sectores
mostraba desbordes sobre las islas produciendo lindas
correderas. Había que poner la mosca sobre la entrada de
agua en 40 o menos cm. de profundidad y evitar yerros en
el lance pues significaba enganche seguro. Además, por
ello conseguir el pique ni bien caía la mosca.
La práctica casi diaria de Jorge con equipos mosqueros
le dio la precisión y alcance adecuado para hacer la
diferencia con sus compañeros ante algunas dificultades
en sectores bajos y arbolados que se presentaban ya que,
además, los dorados comían mal, posiblemente por
frialdad del agua. Atacaban la mosca y erraban el
tarascón. Se perdían muchos piques pero algunos se
concretaron.
Tanto quien escribe como Luciano, por diferentes
circunstancias no habíamos obtenido capturas con mosca,
cosa que al siguiente día subsanaríamos.
Una corta parada en terrenos altos de la isla nos
permitió un rápido descanso mientras consumíamos la
vianda provista por el Lodge, opción que fue elegida por
nosotros para aprovechar el tiempo. Hay que aclarar que
la costumbre litoraleña es hacer una fritanga de pescado
en las “negritas” ollas o un asado, pero todo queda a
criterio del pescador. También hay que considerar que en
pleno verano, debido a altas temperaturas, es necesario
parar a mediodía hasta 3 horas o quizás algo más,
dividiendo de esta manera la pesca en dos etapas.
Cuando la pesca está cerca del lugar de partida se puede
cortar antes y regresar al de salida teniendo la opción
de comer algo en la ciudad, descansar unas dos horas o
algo más con el aire acondicionado del Lodge y luego
volver al rio extendiendo un poco la hora de regreso.
Al tener que evitar ese día la pesca con mosca me di el
gusto de obtener dorados con señuelos en baicast y
también alguno en trolling o pesca de arrastre, además
de los mencionados con carnada.
Luciano obtuvo en spinning y Jorge en fly. De esta forma
esa tarde volvimos satisfechos habiendo realizado pescas
en 5 estilos diferentes.
La noche nos encontró cenando, también con una excelente
cocina, en la costanera. Precisamente en el Restaurante
de la familia Lavorato.
El día, si bien amenazando con lluvia, fue bueno y el
clima nos permitió evitar la lluvia.
Durante la noche escuchamos la presencia de ésta y
amaneció muy cubierto, con esporádicas lloviznas que por
momentos obligaron al traje de agua pero la mayor parte
del día pudimos evitarlas.
Luego del desayuno nos embarcamos con rumbo norte
ingresando a un arroyo grande que traía la llamada agua
negra. Esta es lo contrario a lo que se puede suponer ya
que tiene mucho menos sedimentación que la marrón del
Paraná tornándose mucho más apta para pescar con
artificiales.
Sobre los desbordes del mismo y también sobre pequeñas
entradas de canaletas menores, con maniobras muy aptas
del guía comenzó una sucesión de piques con mosca (por
mi parte hice pocos casteos y me di el gusto de obtener
un doradillo), spinning, baicast y la llamada pesca al
golpe, que consiste en reemplazar un señuelo lanzado en
spinning o baicast por una morena o mamacha y efectuar
lanzamientos contra los palos orilleros o sobre los
desbordes.
Jorge volvió a lucirse con mosca y junto a Luciano
cubrimos bien las otras modalidades de pesca, llegando
con la de pesca al golpe a obtener capturas en una sexta
modalidad.
Cuando terminamos la pasada, con buen criterio el guía
sugirió no alterar el lugar y nos fuimos a trolling
hacia otros sectores del mismo arroyo pero a distancias
alejadas. Más capturas.
Tanta actividad nos hizo olvidar del almuerzo y cuando
lo notamos, una corta parada lo rectificó. Orillas donde
bajar por esos lugares, debido a la creciente no había,
por lo que optamos por anclar la embarcación.
Después quedó poco tiempo y volvimos al lugar rendidor
de la mañana, el mismo nos otorgó nuevos piques y una
satisfacción generalizada. La noche se venía y no
queríamos volver. La indicación del guía sobre el
recorrido a realizar y la lluvia fina que se hizo
presente, tras los últimos lances a pedido, indicó el
momento de regreso.
Un excelente asado en el Lodge, invitación especial de
la casa, fue el broche de oro final en la jornada. Tarde
y con mucho cansancio nos fuimos a dormir para poder
arrancar temprano el viaje de vuelta, agradeciendo a
Ariel y familia el excelente servicio brindado. En mi
caso ya era conocido -el que fue revalidado- y por lo
que recomiendo el lugar ampliamente.
SERVICIOS:
Spree
Lodge de Ariel Charles y Karina Aranda
+54 9 3777 393673
+54 9 3777 597054
Ruta Nacional 12 Km. 682 Esquina, Provincia de
Corrientes
info.spreelodge@gmail.com
info@spreelodge.com
www.spreelodge.com
Don
Quijote Restobar de José María López
Av. Mitre 850
+ 54 9 3777 537003
Restaurante El Aljibe, de la familia Lavorato
Avenida Costanera 628
54 3777 460788
restaurantelaljibe@hotmail.com
www.corrientes.com.ar
¡¡ Cordial saludo para todos y hasta una
próxima nota !!
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