Cuando
Federico Dall'aste me sugirió que visitáramos un arroyo
cercano a la ciudad de Río Bueno, en el sur de Chile, no
dudé en confirmarle mi intención de ser parte de ese día
de pesca. Debo reconocer que durante muchos años
me he dedicado a explorar los ríos de esta parte de la
región de Los Ríos, pero como le ocurre a todo
aventurero, siempre me quedan algunas aguas que he
pasado por alto, y en este caso, el río propuesto por
Federico, era uno de esos ríos que había visitado hacia
varios años, sin profundizar en la pesca que guardaba en
su curso de agua bien canalizado por quebradas y
acantilados, y el que avanza por un corredor entre
montañas cerradas y rodeado de una densa vegetación, bien
representada por árboles, helechos, enredaderas y todo
tipo de musgos, propios de los bosques templado lluvioso
del sur de Chile.
Federico
vive en Italia y ha pasado gran parte de su vida
viajando por el sur de Chile. Tanto, que cada año
regresa por varios meses para seguir explorando lo que
él aun considera que permanece intacto, en una tierra
donde muchos de nosotros consideramos que se encuentra
completamente sondeada. Las fronteras no son otra
cosa que límites que nos colocamos las personas para
mantenernos dentro de un rango, mientras que para otras,
son la oportunidad para descubrir lo que otros pasamos
por alto. Eso lo aprendí hace mucho tiempo, aun
que muchas veces olvido recordarlo, por suerte existe
gente como Federico que es capaz de volver a recordarme,
por qué comencé a pescar con mosca, cuando todo era más
complejo de lo que es ahora para los nuevos pescadores.
El
río resultó ser lo que siempre había imaginado. Un
cuenca perfecta para albergar a truchas farios o
marrones salvajes, como sólo en unos pocos lugares se
pueden encontrar. El río estaba algo oscuro, como
lo son los ríos de Chiloé, así que no lo medité mucho,
si son similar a las aguas de la isla, hay que pescarlo
como se pesca las aguas chilotas.
Los
primeros lances nos ayudaron a conocer el río y definir
los detalles finos de la estrategia para abordarlo.
Las primeras capturas llegaron pasado algunos minutos,
desde que comenzamos a pescar, y se fueron incrementando
en la medida que avanzaba el día, así como en la medida,
que las aguas del río ganaban temperatura.
Todas
las truchas eran ejemplares fuertes y muy bien
adaptadas. Las truchas atacaron reiteradamente
algunos de nuestros streamers, así como varias tipos de
ninfas, tanto imitaciones de Mayfly como Stonefly.
Llegado
el medio día nos detuvimos para almorzar en una
solitaria playa, donde dimos rienda suelta a nuestros
comentarios sobre el estado del río, los peces, y claro,
la gran calidad de la carne y los vinos que fueron parte
del almuerzo de ese tarde y la sobremesa.
Por
la tarde seguimos la flota, para alcanzar un sector que
nos permitió hacer pesca con ninfa estilo europeo. En un
pequeño tramo capturamos decenas de pequeños peces, lo
que terminó por confirmar mi apreciación de que las
truchas más grandes del río, tiene una buena carga de
peces forrajeros a su alcance como alimento, lo que
permite el desarrollo de ejemplares mayores en un
equilibrio sano y poco intervenido.
El
día terminó pronto, ya que cuando se explora algo nuevo,
todo tiempo es insuficiente. Espero regresar
pronto a estas aguas, para seguir maravillándome de
estos lujos que guarda de forma insospechada, la maraña
contundente de cerros y bosques de la región de Los
Ríos.
El
nombre del río seguirá en reserva por un tiempo, para
protegerlo y que se mantenga como lo viví este día de
pesca. Pero estoy seguro que esta nota servirá
para incentivar a nuestros lectores para seguir
explorando nuevas aguas, y a redefinir su apreciación de
esos ríos que en algún momento dejaron de lado, pensando
que en otros lugares había una mejor pesca.
¡¡ Buena pesca y líneas tensas y
apretadas para todos !!
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