Pesca: Artículos, Notas, Historias y Reportajes

  La Vaguada - Flyfishing, Outdoors & Outfitters

   
 

 

 

 
     Escrito por:  Jorge de la Torre Aninat    
     Imágenes y contactos:  Jorge de la Torre Aninat   - patagoniaoeste@gmail.com
 

     A fines del año 2006, recién iniciada la temporada de pesca, unos amigos de Punta Arenas, me pidieron que los guiara a probar suerte al fiordo que esta ubicado frente a Puerto Natales, ya que se sabía de grandes salmones remontaban el río Serrano.  Estos Chinook´s habrían sido liberados varios años atrás por una salmonera que existía en el lugar,  Habían sido liberados en un pequeño río del sector, por lo que era probable que los encontráramos en el mar a la espera de su maduración para remontar los cursos de aguas dulces. También sabía, aunque la información mas bien tenía carácter de mito, que estos salmones estaban remontando el Serrano, ya que era tanta la abundancia de estos grandes peces, que el “canal” donde nacieron, estaba totalmente sobre poblado, y “sabiamente” debían buscaron una alternativa para desovar, y esa alternativa era sin lugar a dudas el majestuoso Río Serrano.

     Armamos viaje, aperos, zodiac, motor, cañas, comestibles, bebestibles y todos los etcéteras que se les puedan ocurrir y nos fuimos a Puerto Natales. Como la salida fue el viernes en la tarde y nos quedaríamos a alojar en una casa arrendada para esos fines, después de “recargar las baterías” nos fuimos al Casino de Natales, chiquitito pero acogedor, algunos atacaron a los “bacardi limón” y otros a los tragamonedas.  Resultado, uno de los “amigos” que nos acompañaba, al que llamaremos Sr. Cuevas, y cuyo propósito del viaje era solamente jugar en el casino, reventó una de las máquinas y comenzó la cascada de fichas: US $ 3.460.  No conforme con eso continuó “invirtiendo” en la misma máquina hasta que volvió a ganar otros US$ 480.  Como para no creerlo, sobre todo que después de esta segunda “ganada” muy generosamente nos insistió en que jugáramos en esa máquina, pero nosotros, rechazamos el ofrecimiento ya que estábamos mas concentrados en hablar de pesca y en tratar de captar algo de su suerte que requeriríamos para el día de pesca siguiente.  Craso error el nuestro, ya que después la ocupó una señora que venía recién llegando y la que luego de “depositar” un par de fichas ganó US$ 290.  En resumen: LA SUERTE ES PARA QUIEN ES Y NO PARA EL QUE LA DESEA Y MENOS ES PARA EL QUE LA RECHAZA, esa fue la "enseñanza para el día siguiente".

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     Llegó el sábado en la mañana y bien temprano comenzamos los preparativos del grupo, rumbeando para la desembocadura del pequeño arroyo.  Luego de andar perdidos por algún rato, logramos llegar, pedimos los permisos respectivos y nos enfrentamos a la realidad: la salmonera aún existe pero dado a que la “teoría del retorno” no les sirvió a esta empresa como se pretendía, eso debido (al parecer) que la poca salinidad del agua afectó a los salmones, comenzado el retorno antes de lo esperado.  Como suele ocurrir, el “homus chilensis localis” supo de este remonte de chinook´s y se preparó para tan magno evento armado de redes, espineles, dinamita, arpones envenenados entre otro montón de "herramientas sólo capaz de concebir el ingenio destructor del homus localis",  los que fueron al ataque de los salmones que estaban sueltos en el fiordo esperando remontar.  En resumen: no resultó el sistema por lo cual optaron por tener sólo reproductores en balsas jaulas en el fiordo. 

     Obviamente la información acerca de la presencia de salmones sueltos en el mar se difundió rápidamente, ya que los cuidadores dijeron que estaba “LLENO” y que todos los días sacaban unos dos o tres desde la orilla, principalmente desde un pequeño muelle que estaba justo donde daba de lleno al canalón que daba hacía la desembocadura del “río”.  Un poco incrédulos ante tanta maravilla echamos el bote al agua y junto a un par de amigos nos preparamos para hacer la incursión de trolling por el sector, con mosca, cucharas y rapalas, ya que no sabíamos bien que nos iba a servir.  Antes de partir una de las damas que integraban el grupo, muy entusiasta con la pesca, aunque su experiencia en estas “artes” era poca o nula, insistió en que “ya que iban a quedar abandonadas en la orilla por lo menos les dejáramos una caña para que se entretuvieran”.  Así que a regañadientes y reconociendo que los clientes tienen la razón, armé la caña con menos aspiraciones que había, le acoplé un carrete en muy pero muuyy mal estado, sin freno y con no más de 50 mts. de nylon 0,40, con una antigüedad promedio a los 10 años, muy quemado y a mal traer y, como corolario, de mi caja saqué el mas impensado artilugio para esa zona: una pequeña cuchara española de 5 gramos con un sólo anzuelo en la araña, que alguna vez fue “top 1” en el Río San Pedro en Valdivia, pero que allá no tenía ninguna esperanza comparada con las monstruosas “Toby” y “Koster” de 30, y más gramos que se usaban para los salmones del lugar.  En el fondo era solamente para dejarla conforme con algo de peso del nylon para que pudiese tratar de lanzar algunos metros.  Luego de unos minutos de intensiva, apresurada y desganada enseñanza del “arte del casting” por parte de este “psuedo-guía” (¿profesional?), que indudablemente no dio mayores resultados, dejamos a los que se quedarían en la orilla para que se las arreglaran como pudieran, y presa de la ansiedad por salir a buscar científicamente los monstruos de aquel lugar, nos embarcamos cuanto antes.

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     Mientras recorríamos el fiordo y en una de las pasadas que hicimos frente a la muelle, vimos que “Leute” Ramírez, luchaba con algo que tenía en la caña corriendo por la orilla hacia unos roqueríos de la puntilla y el resto nos hacían señas desesperadas para que fuéramos a ayudar, así que nos acercamos raudamente y a la carrera llegamos donde “Leute”, que trataba de contener los arranques de algo grande que había enganchado en la “española”, explicándome que la “Señora Cuevas”, la había quedado aperada con ese “excelente equipo armado de emergencia”, después de sentarse cómodamente en el borde del muelle, y “tratar” de lanzar en tres oportunidades, en cada una de los cuales no alcanzó a llegar a mas de un par de metros, cayendo la cuchara casi a su pies, y donde las dos veces anteriores sacó solo algunas algas del fondo, en su tercer “lance” (por ponerle ese nombre y lo que es mucho decir), enganchó un hermoso salmón chinook, que al sentirse clavado comenzó a sacar nylon como loco ya que el carrete no tenía ningún freno y al primer intento de sujetar la manilla, que giraba hacia atrás, un golpe en los dedos bastó para hacerla desistir y fue el detonante para pedir ayuda, acudiendo don “Leute” que se hizo cargo por largos minutos de desarmar el “moño de vieja” que se había armado con los arranques del espectacular pez.  Pasado un largo rapo el salmón se calmó y comenzó a pasease de lado a lado, sin tirar mucho, al parecer porque como no le hacían presión optó por considerarse por liberado y siguió nadando lentamente sin sacar más nylon ni tratar de escapar.

     En esas circunstancias me hice cargo de la caña para finiquitar el trámite con este salmón “suicida”, puesto que después de analizar con calma todo lo que pasó no nos quedó otra conclusión que definitivamente se quería suicidar, considerando todos los enredos que se armaron, el carrete sin nada de freno, la cuchara más humilde que una sopa de pan, el nylon más viejo y picado del mercado, un sólo anzuelo en la araña, lanzamiento a la impresionante distancia de “dos” metros, es decir ese salmón definitivamente quería abandonar este mundo y aquí tenía plena cabida el refrán de la noche anterior “la suerte es para quien es y no para el que la desea y menos para el que la rechaza” .  Si me hubiese quedado yo con la “española”, o nos hubiésemos quedado en el muelle, ustedes ya saben..!

     Después de unos 15 minutos mas de carreras para todos lados, logré acercarlo a la orilla y sacarlo del agua, resultado: un chinook de 15 kilos, que fue una fiesta para todos, el “festival” de las fotos y principalmente de congratulaciones para la autora de la captura.  Felicitaciones una vez mas señora “Mamelíta Cuevas Barrientos”, ojalá experiencias similares te sigan ocurriendo,  aunque creo que como ésta...."nunca mas en la vida".

 

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