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Río Achibueno fue declarado Santuario de la Naturaleza

 

 

     Escrito por:  Ricardo Ordoñez Diaz

     Fotografías e imágenes:   lavaguada.cl

 

      Durante el Comité de Ministros que se realizó durante la jornada de hoy 18 de mayo 2015, encabezado por el titular de Medio Ambiente, Pablo Badenier se aprobó la creación del Santuario de la Naturaleza Cajón de Achibueno, en el centro sur de Chile.

      De esta forma, se busca proteger el cauce y las zonas de inundación del río Achibueno, algunas lagunas y glaciares de la parte alta, según señaló Latercera.com

      Además, se agregan terrenos particulares que voluntariamente quisieron que sus propiedades fueran declaradas santuario.

 
   

      Así el Santuario de la Naturaleza Cajón de Achibueno, será el primero en Chile central en proteger toda la red hidrográfica de su cuenca.

      El ministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier, señaló que "este santuario que hemos aprobado para la comuna de Linares busca rescatar aspectos ambientales y de biodiversidad que son altamente relevantes en el Cajón de Achibueno. Principalmente, la alta concentración de especies endémicas, tanto hidrobiológicas como de flora".

      Revisa acá el trabajo de Salvemos Achibueno "

 

 

 

 

     

La Patagonia escondida en Linares

    El Cajón del Río Achibueno, en Linares, es uno de los lugares más sorprendentes del Chile central.

    Por Sebastián Montalva Wainer, desde el río Achibueno, Linares.

 

    Sixto Yáñez camina como si nada. Siempre en silencio. Casi no toma agua. A veces para junto a un árbol, toma un hongo, lo come.-Éstos son digüeñes -dice con naturalidad-. Crecen en los robles, y en Linares los venden en las ferias. Aquí son gratis.  Sixto Yáñez tiene 36 años y prácticamente esos 36 años -con uno que otro desliz- los ha vivido en el Cajón del Río Achibueno, la zona que recorremos ahora.  Sixto es callado, tranquilo, observador. Conoce todos y cada uno de estos lugares como la palma de su mano. Sabe dónde paran los arrieros a descansar. Puede identificar cada especie de árbol sin siquiera haber visto un libro de botánica. Y, desde luego, sabe muy bien por dónde cruzar los gélidos ríos de esta nada conocida parte de Chile.

     Pero lo que no sabe -no tiene cómo saberlo- es qué va a pasar con el Achibueno en los próximos años. Un proyecto para construir dos centrales hidroeléctricas en la zona, sobre el río, lo inquieta (ver recuadro). Sixto no está al tanto de todos los detalles del proyecto, ni de las polémicas que se tejen alrededor de los trámites. Sí sabe que el lugar por donde vamos ahora -un cristalino río llamado Las Ánimas- no debería cambiar. Y también sabe que tenemos que seguir adelante: las cascadas que buscamos están cada vez más cerca.

     Muy poco conocido en el resto de Chile, el Achibueno es para un linarense como el Cajón del Maipo para un santiaguino. O algo así. Es el mejor sitio de naturaleza cercano a esa ciudad para realizar un paseo de fin de semana, o para irse de vacaciones. Es como la playa de Linares, pero metida entre montañas, y con aguas de una transparencia que verdaderamente sorprende.   En lo que no se parece al Cajón del Maipo es en la poca cantidad de gente que se encuentra. Y eso quizá se deba al camino. El acceso sólo es sencillo hasta el sector de Pejerrey y Los Hualles, hasta donde incluso llega el transporte público que viene de Linares (y que es, por lo mismo, el destino de la mayoría de las visitas, especialmente en verano).

      Más adelante, pasado un retén de Carabineros, el camino es resbaladizo y pedregoso, con hoyos que sólo un vehículo todoterreno pasa con cierta facilidad.  

      En el Cajón del Achibueno viven unas 50 personas de forma permanente. La mayoría se dedica a cultivar hortalizas, choclos, maíz, a hacer queso, a arrear cabras. Hay un par de campings a orillas del río, una sucesión de recintos institucionales y/o religiosos para vacaciones o retiros, y una serie de localidades con nombres curiosos como Juan Amigo (por una persona que vive allí), Vega de Salas, Vado Azul o Monte Oscuro.

      Hasta esta primera parte, en verdad, el Cajón del Achibueno es un lugar muy bonito, pero sólo eso: un lugar bonito. Nada sorprendente. Lo mejor, sin duda, comienza más o menos a la altura del kilómetro 60, donde se acaba el camino transitable que mantiene Vialidad.  Ése es el sitio exacto donde Cristián Garrido -empresario linarense, dueño de una compañía de seguros en la ciudad- puso los ojos hace muchos años ya, y donde soñó construir una gran casa de campo para su familia, y luego un pequeño lodge para compartir con el resto del mundo la exuberante e intacta belleza de esta parte del Achibueno, que él conocía desde niño. El lodge se llama Punta Tricahue (www.puntatricahue.cl) y es el único -junto a otro lodge,  Las Mulas, unos kilómetros más adelante- que opera en esta parte del río, con infraestructura turística y servicios de mayor nivel. Sin embargo, todavía no funciona de manera permanente y sólo recibe visitantes con reserva previa. Entonces, abre sus puertas.

      El dato es una muestra de lo poco desarrollado que aún está el Cajón del Achibueno, un sitio muy poco conocido, inexplorado y con mínimo impacto humano, rodeado por frondosos bosques nativos, con varios ríos y esteros transparentes, cascadas de decenas de metros, preciosas lagunas y enormes picos nevados. Un lugar declarado Sitio Prioritario para la Conservación de la Biodiversidad de la Región del Maule en 2002 por ser hábitat de diversas especies endémicas. Y lo que uno, sin exageración, comienza a pensar a medida que se va adentrando por el cajón: el Achibueno parece un trozo sacado del rincón más profundo de la Patagonia. Pero que está a sólo 60 kilómetros de Linares. Ahora, el atractivo del Cajón del Río Achibueno no está sólo en su valor paisajístico. O ecológico. Aquí, mientras recorremos estos senderos siguiendo a un linarense como Sixto Yáñez, uno recrea esa sensación que a estas alturas muchos creen imposible de vivir en la Zona Central de Chile: la sensación de estar explorando terrenos desconocidos.

 
 
 
 

      El Achibueno es un territorio lleno de posibilidades que perfectamente podrían convertirlo en un destino de categoría. Aparte de recorridos en kayak o las caminatas por sus montañas, podría hacerse una buena ruta a caballo que recreara el histórico paso de los arrieros por la zona, que cada verano llevan al ganado a las preciosas zonas de engorda en la cordillera. O un circuito que fuera tras los vestigios arqueológicos que se han descubierto.

      Recientemente, una expedición liderada por el arqueólogo César Pinochet, de la Universidad de Buenos Aires, encontró material lítico y restos de cerámica indígena en distintos puntos entre el sector de Las Ánimas y Pejerrey, lo que se sumaría a otras evidencias arqueológicas como los petroglifos estilo Guaiquivilo, típicos de la cordillera de El Melado, en el Maule. Estos restos corresponderían a antiguos pueblos indígenas chiquillanes y puelches, e incluso podrían ser el indicio de la existencia de un antiguo camino inca en la zona. "Aún debe hacerse un estudio cultural acabado. Por sus características podríamos asociarlos a sitios de caracteres residenciales, talleres de manufactura, campamentos", dirá mucho después César Pinochet, desde Buenos Aires. "En diciembre volveremos a Linares y haremos nuevas prospecciones". Pero por el momento todo se trata de sueños. Achibueno todavía tiene un desarrollo turístico básico, y hay pocas actividades organizadas. Para llegar, por ejemplo, a sitios preciosos como las lagunas Cuéllar o las Lástimas, se necesitan mínimo dos días de viaje y acampar en plena cordillera, además de una logística -caballos, arrieros, comida, transporte- que se torna complicada. Y aquí ni siquiera llega la señal de celular. Para algunos, claro, ése es justamente su atractivo. Decíamos que la ruta hacia el Cajón del Achibueno es transitable sólo hasta el kilómetro 60, donde está el lodge Punta Tricahue. De allí en adelante ya no es precisamente un camino, sino una durísima huella que a veces se reduce a enormes piedras de río sólo posibles de cruzar en todoterrenos usando las marchas de fuerza. O ni siquiera eso. En nuestro caso, tuvimos que usar una cuadrimoto, y aún así a veces tuvimos que bajarnos y continuar a pie.

      Está claro: parte de la pureza del Achibueno tiene que ver con la rudeza del camino. Del kilómetro 60 en adelante sólo se ve un par de casas y terrenos privados, el lodge Las Mulas y, un poco más allá, la casa de Mary Seppi, una estadounidense que construyó hace años aquí y que en el verano organiza el llamado Las Mulas Summer Camp (www.achibueno.com), un campamento de verano para niños, jóvenes y familias.- Justo frente a la casa de la gringa van a construir una de las casas de máquinas -dice Sixto Yáñez cuando nos bajamos de la cuadrimoto para comenzar la caminata hacia la llamada (muy poco originalmente) Cascada de Las Ánimas, en el río que tiene el mismo nombre. El sector Las Ánimas es uno de los más bellos de todo este cajón. El río es tan cristalino que los peces se ven clarito nadando allá abajo. Está rodeado de bosques de robles y gualos -que en otoño se tiñen de amarillo y rojo, una verdadera postal-, y vigilado por enormes paredes de filos rocosos y nevados.

      Hay un sendero que bordea el río y que conduce, tras unas dos horas y media de caminata (unos ocho kilómetros por terreno plano), hacia un sector encajonado donde caen cuatro o cinco cascadas. Algunas de más de cien metros de altura.

      La huella a veces no es fácil de seguir e implica cruzar el río en un sector donde el agua puede llegar hasta la cintura, soportando un frío literalmente glaciar. Aunque eso no es ningún problema para tipos como Sixto Yáñez, que ha pasado toda su vida aquí, que se ha zambullido en estos ríos desde que era niño y al que, por lo mismo, casi nada de lo que pase en el Achibueno lo sorprende. De hecho, parece disfrutarlo. Y uno se entusiasma. Cómo llegar.?  El Cajón del Río Achibueno está a unos 60 kilómetros de Linares, subiendo por la ruta L-45. El camino es más recomendable para vehículos con tracción.

      Para dormir, el nuevo lodge Punta Tricahue es la mejor opción: seis cómodas habitaciones de diseño, piscina con vista hacia las montañas, un hot tub y cuidados jardines. Funciona sólo con reserva y cuesta $55.000 por persona, con pensión completa. Además, ofrecen las principales excursiones por la zona. Tels. (71) 217 774 y (09) 9880 9384; www.puntatricahue.cl.

      Un proyecto polémico: El proyecto de la empresa Electroaustral pretende construir dos centrales hidroeléctricas en la parte alta del río, que implicarán desviar su curso por 42 kilómetros, pero manteniendo un llamado "caudal ecológico" de al menos 3 metros cúbicos por segundo. Las centrales son "de paso", es decir, no embalsan el agua, sino que la devuelven, y sus obras incluyen construir casas de máquinas, bocatomas y dos túneles entre las montañas con un recorrido total de 14 kilómetros, además de un sistema de interconexión eléctrica entre ambas centrales.

      Aunque ya fue aprobado por organismos medioambientales y hasta por la Corte Suprema, desde hace un par de años un grupo de linarenses se ha levantado contra el proyecto, criticando el potencial daño ecológico y turístico que esto tendría para la zona. Incluso denunciaron irregularidades en el proceso de aprobación del proyecto, tal como apareció en un reportaje exhibido en abril de este año por Teletrece, donde el ex director de Conama de la Región del Maule, Tomás Irarrázaval, quien fue grabado en una conversación con un grupo de ambientalistas, criticaba fuertemente el proyecto. Días más tarde, sin embargo, el personero entregó un informe oficial donde lo aprobaba sin objeciones. Tras el reportaje, renunció.

      En julio de este año, el Congreso aprobó un proyecto para pedir al Presidente que declare al Achibueno como Santuario de la Naturaleza. La solicitud tenía antecedentes: en 2004, la Comisión Regional del Medioambiente, con cartas de respaldo del SAG y Conaf, pidió al Consejo de Monumentos Nacionales esta declaratoria para el sector Las Ánimas del Achibueno, que tiene un ecosistema donde habitan diversas especies amenazadas, como un árbol endémico llamado guindo santo.

      En Electroaustral se muestran tranquilos porque el proyecto ya cuenta con las aprobaciones ambientales y legales. "Este tipo de proyectos toma una parte de las aguas del río, las desvía por un canal y abajo las devuelve con la misma cantidad y calidad con que fueron captadas", asegura Patricia Prenafeta, jefa de Comunicaciones de la empresa. "Puede que exista algún tipo de visibilidad en las bocatomas y en las barreras que van a cruzar una parte del río. Las estructuras que pudieran ser visibles van a ser sometidas a un proceso paisajístico: las tuberías las vamos a pintar de verde y vamos a poner una cortina de árboles alrededor de las casas de máquinas". Sobre el daño de especies vulnerables como el guindo santo, la empresa asegura no va a ser afectada pues las obras se realizarán "al otro lado del río, en una parte donde no existen". 

      "Tuvo que suceder esto para que nos diéramos cuenta de lo que teníamos", dice Eduardo Retamal, vocero del Movimiento Defensa Río Achibueno. Retamal está convencido de que aquí está en juego la proyección de Linares. "El Achibueno es el principal polo de desarrollo turístico de la ciudad y puede traer muchos beneficios económicos y sociales. No queremos ser sólo un pueblo agrícola".La empresa Electroaustral tiene una visión diferente. "El proyecto considera la construcción de 70 kilómetros de camino por la ribera sur del Achibueno, que llegará a 20 kilómetros de los Nevados de Longaví. Será un aporte para convertir a ese lugar en un centro turístico", dice Patricia Prenafeta.

     Fuente: Emol.com

 

 

 

 

 

 

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